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Por LA SEÑAL MEDIOS *
La semana venidera se registrará un alza del 10% promedio en el precio de los combustibles. Esto, como lo anunciáramos previamente desde La Señal Medios, ya fue acordado entre el gobierno y las empresas del sector. Varias corporaciones petroleras anticiparon que el incremento debe ponerse en marcha “lo antes posible” para cubrir la brecha con la inflación y con la evolución del tipo de cambio. Es decir, ellos generan inflación y luego aumentan los precios… para estar a tono con la inflación.
En este 2017 hubo un aumento del 8% en enero, una baja del 2,5% en gasoil y del 0,1% -nada, digamos- en naftas en abril, y un incremento del 7% en julio. Las petroleras que refinan (no hay firmas privadas que se hagan cargo de la exploración, cabe recordar), aseveran que la nafta y el gasoil son los productos que menos subieron y por eso la “urgencia” en actualizarlos. Como si tampoco tuvieran que ver con el asunto, las compañías aseguran que el último aumento del 1 de julio se calculó con el tipo de cambio en $16,46, esto es un 7% menos que la cotización actual de $17,70. Con lágrimas en los ojos, recordaron que el petróleo se paga en dólares, además de otros costos también dolarizados.
La autorización llegó temprano, cuando fueron liberados los precios del crudo y combustibles el 1 de este mes, por decisión del Ministerio de Energía. Pero todo puede ser mejor para la cadena de precios con creciente ininterrumpida: en perspectiva, si la cotización internacional sube o si varía el tipo de cambio, las petroleras podrán decidir los aumentos a aplicar sin esperar el visto bueno del gobierno porque los precios son “libres”. De este modo, no puede precisarse si el del lunes próximo será el último incremento del año.
Ya que estamos ahítos de buenas noticias, complementemos con un dato relevante: la semana próxima, el Ministerio a cargo de Juan José Aranguren informará la aplicación de la segunda fase del aumento ya decidido para Edenor y Edesur. Según la resolución 63 de febrero dictada por el organismo regulador, debe ponerse en marcha el 1 de noviembre. Sobre un aumento de alrededor del 100% en el margen de esas distribuidoras, en febrero se aplicó el 42%, y se presume que el resto se dividirá en dos partes iguales. Esto da como resultado una suba en las facturas de Edenor y Edesur del 14% que se eleva hasta el 20% por la indexación del alza dispuesta en febrero según índices de precios y salarios.
En cuanto al precio mayorista de la energía que rige para todo el país y que es fijado por el Ministerio de Energía, fuentes de la cartera anticiparon que en diciembre se dispondrá un aumento del 30% en vigor desde el 1 de febrero del 2018; en Capital Federal y GBA se adicionará a otra alza para Edenor y Edesur que superará el 20%.
En la misma dirección, la semana próxima el ministerio que orienta el empresario privado convocará a una audiencia pública para noviembre con el objetivo de analizar un nuevo aumento en el valor del gas a partir del 1 de diciembre. En esa misma fecha se debe aplicar también la segunda fase de la suba para las transportistas y distribuidoras del producto así como el ajuste por precios mayoristas por el período abril-noviembre.
¿Qué sucederá entonces? Bueno, el precio del gas pasará desde u$s3,77 fijados en abril, a u$s4,19, lo que significa un alza del 11,1% en dólares, por lo que el incremento en pesos será mayor a ese porcentaje estimándose en un 14%. Esto se sumará a un ajuste de alrededor del 30% en la parte de la boleta que corresponde a transporte y distribución, por lo cual, según los cálculos privados, el aumento final de la facturas rondará el 25% y según otras estimaciones podría superar el 40%.
Esta es información dura; no provino de alguna fuente opositora sino de las entrañas mismas de la gestión y las empresas involucradas. Si una parte del público los refrenda con su voto, los formadores de precios no dejarán de honrar semejante confianza.
GF / LSM / SF
