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Desde La Nación, Joaquín (In)Morales Solá informa a la sociedad argentina que una extraña coalición de mapuches, neonazis, anarquistas, marxistas frívolos y cristinistas resentidos, se proponen «desordenar el espacio público y atemorizar a la mayoría pacífica».
Desde la siniestra caja boba, Alfredo Leuco advierte que grupos que quieren sembrar el caos «nos han declarado la guerra»,
Santiago no aparece, los rebeldes reclaman y se multiplican, el orden se subvierte, crece el clima de sedición.
El Papa se esfuerza por la paz en Colombia mientras el genocida Netanyahu visita la Argentina.
Hace 3 años los bombardeos que Netanyahu ordenó a la Franja de Gaza provocaron más de 2000 palestinos muertos (muchos de ellos criaturas inocentes), 18.000 hogares destruidos y más de 500.000 desplazados.
Las empresas del sionismo ya vinieron a venderle drones a la policía local, ahora nos venderán armas usadas y con ellas vendrán los instructores para enseñar a usarlas contra la violenta coalición fantasma.
Antes de que el criminal israelí arribe a suelo argentino, vino el Vice de Trump a decirnos que les gustaría invadir Venezuela y antes Obama, el presidente de los Estados Unidos que lideró todos los bombardeos destinados a desestabilizar gobiernos árabes en Medio Oriente.
El Imperio ya acordó sus bases en la colonia Argentina.
El Gobierno de ricos y poderosos elige sus mejores amigos.
Albania, Corea, Filipinas, Kenia y Azerbaiyán… Cuba, Brasil, Bolivia, Ecuador, Paraguay y Colombia… el avión del Papa viaja bien lejos o pasa cerca, pero no para en Argentina.
Francisco es argentino y peronista, símbolo de justicia, paz y soberanía
Piedad Córdoba vino a nuestro país y pasó desapercibida para el gobierno, ella contribuyó al acuerdo de paz en Colombia y es demasiado amiga de Venezuela.
Perez Esquivel molesta, se lo vé muy cerca del hermano de Santiago.
En su libro «La Doctrina del Shock», la escritora canadiense Naomí Klein describe cómo el capitalismo actual necesita de la violencia para justificar sus medidas económicas antipopulares.
Crisis económicas, terrorismo, catástrofes naturales o guerras inventadas, todo sirve a «la voracidad despiadada de los nuevos dueños del mundo, el conglomerado industrial, comercial y financiero» que, para ampliar infinitamente sus beneficios, necesita sembrar infelicidad en los pueblos.
Sometimiento del país a través de la deuda externa, control de nuestros recursos naturales, libertad para el ingreso y la fuga de capitales tras hacer buenos negocios, libre comercio para invadir el país con sus productos y eliminar la industria nacional como competencia, más privatizaciones, ajuste sin fin y precarización laboral
Demasiados motivos que justifican los tambores de guerra que comienzan a batir sus empleados en el Gobierno, en la Justicia y en la Prensa argentina.
* Secretario General Federación Gráfica Bonaerense / Corriente Federal de Trabajadores / CGT
