BIGtheme.net http://bigtheme.net/ecommerce/opencart OpenCart Templates
viernes , marzo 29 2024
Inicio / Tramas / GAME OF THRONES / Imágenes paganas

GAME OF THRONES / Imágenes paganas

Por GUSTAVO RAMÍREZ *

 

“La verdad tiene estructura de ficción”

Jacques Lacan

 

I

No es nuevo. El submundo ficcional representa, con algo más que peso simbólico y subliminal, la fuerza social de lo Real. La ficción promueve un amplio campo de interpretación en la búsqueda de sentido sobre lo Real.

Game of Thrones es una representación que exalta la personificación de la política en tiempos donde el mismo concepto ideológico, sobre lo político, se aferra a lo moral para atacarla desde adentro.

La serie trasciende las hipótesis de mundos posibles y nos sitúa, con abrupta complacencia, en la determinación del juego que propone. Los espectadores ya no podrán ser pasivos una vez que ingresen al micro mundo del océano político.

Imbricada entre Tolkien y Shakespeare la serie erige la tragedia social como consecuencia de los hechos políticos. Una referencia exuberante pero no desmedida a una realidad que avasalla constantemente sentidos y racionalidades.

Acaso la lucha por el dominio de los Siete Reinos no sea más que la analogía dramática de un Medio Oriente encerrado en las trampas mortales de un Occidente avaro y sin ética. Es curioso pero habrá incautos que aún no asuman que aquello que se ve en la serie pasa ante sus ojos y se replica una y otra vez a cada instante. No importa el tiempo. Trasciende hechos y geografías.

 

II

El mensaje de Games of Thrones no es apocalíptico. Prescinde de la apelación emotiva para desgranar la trama. La muerte ya no asoma como una pulsión meramente destructiva, es parte del devenir de la historia como un elemento estructural del juego social.

Por las distintas temporadas pasa la humanidad en su recreación más violenta, como parte de su naturaleza política. En definitiva así vivimos desde que descubrimos el fuego y conocimos el poder. Sin moral y llenos de miedos. Miedos que nos circunda desde la primera hora del día. Miedos sociales como fantasmas políticos.

No hay juicio de valor en la serie. Y esa es su virtud. O en todo caso sea la contundencia de su hiperrealismo. La ausencia de discusión moral conforma un mapa de apreciaciones que ponen al Ser Político delante del telón de fondo y lo desnuda con absoluta naturalidad.

Games of Thrones es una serie posmoderna en todas sus facetas. Desde allí, por ejemplo, el incesto es representado como una oportunidad del poder para alcanzar al objeto de deseo, pero en ningún momento surge como una transgresión.

Cersei y Jaime Lannister componen la estructura de la tragedia shakespereana. Amor prohibido y relaciones de poder ante la mirada acechante del resto de los reinos. Que sólo habrán de juzgarlos en la medida que puedan que ese elemento, el incesto, sirva para destruirlos en el juego de poder.

Pero la reina y su hermano encarnan también la distinción lacaniana: “El Superyo es el imperativo del goce”. Un goce en el ejercicio del poder y en la impronta social de la explotación del biopoder.

Una referencia sintomática que podemos encontrar en la sonrisa bufona de Mauricio Macri sentado junto a los esbirros de la Sociedad Rural. La corte y sus títulos nobiliarios en el paroxismo de la concentración de poder como encarnación de la relación incestuosa.

 

III

    No hay héroes en Games of Thrones. Tampoco ganadores. Es la política es su estado pornográfico. ¿Cuál es el triunfo social de la política?

La explicación la podrían verter Daenerys Targayen y Jon Nieve. Idealistas a pesar del sufrimiento que han padecido. Sin embargo ambos han recurrido a la muerte para ganar terreno en el juego e imponerse ante el poder de los Otros. Nadie es inocente.

Games of Thrones expone con mayúscula sensibilidad que en política no hay una pureza absoluta. El dominio del ejercicio de poder puede constituir un esquema laberíntico del cual no siempre es fácil salir. Curiosamente quienes más implicados están en esa trampa son sus propios arquitectos, que no siempre son quienes están en el ejercicio de poder. Siempre es clave contar con aliados como Tyron Lannister o Varys.

Sin embargo hay un macro poder que puede arrasar con cualquier fuerza conocida. Los muertos renacen porque en el juego político la Muerte tiene vida. La encarnadura zombi como restauración neoliberal. El regreso de los muertos representa la permanencia del Poder sobre el poder.

No hay un mito helénico que redima los postulados tóxicos del quehacer político. No hay un bien común. Es una orgía permanente que bracea, como un monstruo desesperado, en un torbellino de seres viscosos y multiformes. La ontología de Games of Thrones no se funda en la moral del contra social. Ello es inexistente. Sobre todo porque no hay un relato que le dé estatus de verdad a esa posible moral. La verdad es en realidad el juego político que estructura el corpus social sobre la dominación psico-social.

Es el dominio del fuego y su defensa. En un ámbito hostil, de violencia permanente, nada ni nadie está a salvo. Ese es el mundo en el que vivimos. Siempre estuvimos en ese lugar de Siete Reinos. Somos sobrevivientes de derrotas pasadas, presentes y futuras. Las armas se deponen cuando el cuerpo sede o cuando los miedos más profundos salidos del aliento de la muerte rondan nuestro confort y rompen los huesos de nuestro Estado de Bienestar.

La restauración neoliberal representa un plano amplio de derrota socio-política. Si la elucubración analítica no se dispone a abrir los ojos y se deja llevar por los impulsos emocionales y aparentes, centrados en diagnósticos distorsionados todo puede terminar como terminó Eddar Stark en la primer temporada de la serie, allá por el 2011. O lo que es peor el campo popular puede ser abatido psicológicamente como lo está el mutilado Theo Greyjoy.

El Juego de Tronos no ha terminado. La serie entró en una nueva fase en su séptima temporada.  El universo de los Siente Reinos se atesora en un abismo social que es irreconocible para propios y extraños. Como en nuestro presente político lo que arrecia es la exuberancia en la incertidumbre. Un collage de imágenes paganas.

AGN Prensa / La Señal Medios.

 

Comentarios

comentarios

Visite también

Paz Interior

  Por NORMA ROSA TORELLO *    Néctar para el alma Una de las aristas ...