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jueves , abril 25 2024
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PERONISMO / Dos textos polémicos sobre la unidad

por GABRIEL FERNÁNDEZ *

 

MOCIÓN DE ORDEN

Esta semana se ha retrocedido en el camino de la unidad del movimiento nacional y popular. Las acusaciones entre los bloques en el Congreso, las desconfianzas entre intendentes, distintos criterios sobre las movilizaciones de marzo y renovados  cruces entre las agrupaciones jóvenes más importantes han impedido la realización del encuentro en la Costa y revertido parcialmente logros previos.

Como los diálogos de los días recientes han sido muy confusos, me permito hacer una observación a modo de base previa para el debate sobre la unidad, los actos y las elecciones. Han vuelto a ser insistentes expresiones del tipo “no me vengan con Massa” y “no queremos otros Bossios” cuando se reflexiona sobre la necesidad de recuperar votos fugados en distritos grandes para los comicios de octubre.

Bueno, entonces digámoslo de una vez: Sergio Massa y Diego Bossio fueron creaciones kirchneristas. No son –como la UCR con Cobos o el PMDB en Brasil- fuerzas externas preexistentes con las cuales se realizan alianzas luego conflictivas. No. Massa y Bossio fueron lanzados al ruedo por el kirchnerismo.

Y ahora un enorme número de peronistas, de los que ni pensamos en salirnos del esquema FPV – PJ, sino que hemos apoyado a rajatabla sus listas, como intentamos recuperar espacios perdidos por creaciones en las que no hemos intervenido, tenemos que cargar con el mote de massistas o algo así.

En realidad hemos repudiado la presencia en Davos del jefe del Frente Renovador, así como el voto por los Fondos buitre. La cuestión es bien otra: pensamos acerca de cómo lograr que las bases electorales del campo nacional popular no vuelvan a concurrir divididas a las elecciones. ¿Importa eso? A quien esto escribe sí, porque un éxito electoral macrista en mitad de mandato se le ocurre dramático.

Es válido señalarlo por estas horas, para situar el debate con sentido lógico interno: el FR está configurado por ex ministros y ex funcionarios de la gestión nacional y popular. Entonces cuando alguien dice “No me vengan con Massa” es preciso responder “No designes un Massa”. Y cuando alguien dice “no queremos más Bossios” es pertinente replicarle “No designes un Bossio”. Ahora están ahí, y algo hay que hacer con esas representaciones. Llegar a octubre con dos o tres listas peronistas permitirá que pese a la caída en la popularidad el gobierno oligárquico se imponga.

Reitero: esas fuerzas no son preexistentes como la UCR acá o el PMDB en el vecino país: surgieron del propio espacio. Durante muchos años fue preciso respaldar a esos dirigentes, porque así lo indicaba la conducción política. Hoy no se los puede ni nombrar. Es necesario hacerse cargo, porque acá nadie pretende introducir corrientes ajenas para ampliar la base de sustentación. Se intenta recuperar fuerzas propias canalizadas electoralmente a través de escisiones internas.

PRÁCTICAS

Este debate, con la presencia de quienes gustan tirar piedras contra compañeros y presumen recordar historias, me permite evocar gratamente momentos difíciles, de los cuales me siento orgulloso. Por ejemplo, cuando referentes que hoy están en el Movimiento Evita y en La Cámpora me llevaban por el Gran Buenos Aires para conversar sobre la unidad y el proyecto nacional a comienzos de este siglo.

Yo respaldaba con los pocos medios a disposición y dificultades económicas serias, a los movimientos sociales emergentes de la entrega menemista. Y observaba que surgía un hueco político importante que debía ocupar el movimiento nacional y popular. Así, mientras por arriba Néstor Carlos Kirchner armaba su candidatura con Eduardo Alberto Duhalde, nosotros analizábamos ese presente con la militancia popular, en la misma dirección.

Las conversaciones englobaban a militantes duhaldistas, referentes sociales y peronistas revolucionarios: casi todos ellos desembocaron, como quien esto recuerda, en el kirchnerismo. El trabajo de hilván conceptual de abajo hacia arriba fue fructífero. Recuerdo que muchos de los que hoy son superkirchneristas no estaban allí: se ligaban a fuerzas de izquierda que decían a viva voz que Néstor era un “chirolita” de Duhalde.

Charlas similares se sucedieron por entonces en Córdoba y Rosario entre otros lugares. Queridos compañeros de La Arcilla y El Eslabón, respectivamente, fueron responsables de armar la esperanza cuando las cosas estaban muy difusas. Me siento tan bien cuando por estos días encuentro a muchos de esos “pibes” al frente de centrales de trabajadores, participando en la Universidad, motorizando medios de comunicación; me río sólo y me digo que el sembradío sirve, aunque sea una labor menos restallante.

Por entonces, mi corazón peronista se dividía entre Adolfo Rodríguez Saa y Néstor Kirchner. Hice campaña para el Adolfo junto a tantos amigos sin perder contacto con los otros compañeros. Ni bien Kirchner designó al otro Duhalde, Eduardo Luis, el gran historiador y militante, éste me llamó para integrar el área de prensa de la Secretaría de Derechos Humanos. Conocía a Duhalde revisionista de mucho antes, gracias al gran periodista Tito Paoletti y a mi paso por el diario Sur.

Estuve en la Secretaría hasta la excepcional entrega de la ESMA al pueblo argentino. Luego me tiró como siempre el periodismo y ante una propuesta del querido compañero Aram Aharonián, director de Telesur, con quien había compartido las redacciones de La Voz y de Prensa Latina, lanzamos Question Latinoamérica. Siempre, llevando adelante un medio que intenta ser profundo y de puertas abiertas como La Señal Medios. Poco después me convocaría la Federación Gráfica Bonaerense –gracias de nuevo- para participar de esta maravillosa experiencia de Radio Gráfica.

¿Qué nos queda? Bueno, la certeza de que si se ayuda a pensar a la gente… la gente piensa. También que los ejes del proyecto nacional histórico tienen validez y necesitan ser planteados, discutidos y desarrollados. Y también que la política práctica no es lineal ni admite ideologizaciones. El ejemplo más claro es el de Néstor Kirchner enlazado a Eduardo Alberto Duhalde para llegar al gobierno. Queda el interrogante: si se confía en Cristina ¿porqué cerrarle la puerta a nuevos acuerdos?, pues la experiencia previa denotó éxitos indudables. Ella ha de saber por dónde rumbear para acumular.

Preparo unos mates y evoco, con las dificultades que a veces inserta el velo del tiempo, a todos esos compañeros que encendían antorchas en la oscuridad y contribuyeron a mantener un puente entre generaciones de militantes. Tantos lugares recorridos para insuflar una vitalidad razonada sobre pibes y pibas que por entonces no podían imaginar que iban a contribuir a otra década gloriosa para el pueblo argentino. Tengo una idea nítida: la política práctica no anula el heroísmo, lo canaliza para poder plasmarlo.

* Director La Señal Medios / Sindical Federal / Area Periodística Radio Gráfica.

 

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