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sábado , abril 20 2024
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AVATARES / Charlas de café entre peronistas

Por GABRIEL FERNÁNDEZ *

Más que las declaraciones de Guillermo Moreno en Terapia de Grupo sobre incluir en el proceso de unidad al Frente Renovador, en el agudo debate generado influyen las encuestas y las percepciones sobre el estado de la opinión pública en el país. Sucede que las variadas consultoras dan cuenta de un malestar creciente debido a las bondades de la acción económica oficial, y que esa disconformidad vuelve a orientarse, como no hace tanto, en un 35 por ciento creciente sobre el Frente para la Victoria – PJ con la presencia de Cristina Fernández de Kirchner, y un 20 aproximadamente sobre la fuerza construida por Sergio Massa.

Las objeciones a un acercamiento son evidentes, pues en el primer tramo del año anterior los legisladores del Frente Renovador se inclinaron por facilitar el camino depredador macrista, aún en asuntos tan delicados como el respaldo a la propuesta de los Fondos Buitre. Las consideraciones opuestas de Moreno resultan entendibles: entre los peronistas nos potenciamos, infiere, y la coalición de todas las corrientes atraerá aún más sectores hasta configurar un 70 por ciento opositor que arrase con los dirigentes oligárquicos que hoy controlan el Estado nacional. El choque de razonamientos es lógico y todos los protagonistas esgrimen motivos de trascendencia.

La discusión va in crescendo, porque la imagen del macrismo va cayendo. Además, porque resulta ostensible que el mundo se afirma en el despliegue multilateral y que quienes comandan esa locomotora están resueltos a seguir acrecentando su producción a través del rol rector del Estado, en contra de injerencias financieras que han mostrado el triste resultado de sus acciones. La cuestión es cómo encarar el reagrupamiento y cómo atraer segmentos que admitan, más allá de la alta base inicial señalada, la conducción de CFK. Piso elevado, techo firme, configuran los bordes. Si se conversa en confianza con los realizadores de la política peronista, las razones de fondo van surgiendo, por fuera de las aseveraciones públicas más o menos generales.

Por caso, la mayor parte de los espacios dispuestos a la unidad que sin embargo rechazan el liderazgo de Cristina, no se sienten influenciados por las campañas mediáticas y judiciales en su contra. ¿Dónde está la clave? Básicamente desconfían de una nueva hegemonía interna que desplace sus posibilidades de integración en espacios con toma de decisiones. La fuerte presencia de la agrupación juvenil que insertó su gente en ministerios, listas, agrupamientos y todo aquello ligado de un modo u otro al movimiento nacional, dejó una huella de desconfianza que sus referencias deberán limar para traccionar hacia una unidad con un programa que parta de los mejores aspectos de la gestión gubernamental previa.

El resquemor no sólo se encuentra en sectores internos del FR. También hay mucho de eso en el Partido Justicialista y en distintos flancos del movimiento, no siempre orgánicos pero con intensa presencia movilizadora. Hay una imagen difícil de disolver en la mente de dirigentes peronistas alejados de la formación juvenil citada: la de una CFK “expulsiva”. Después de varias charlas, creemos que si se resuelve ese perfil, el camino de la unidad se transitará con cierta fluidez, enmarcado por la debacle formidable en la que el liberalismo ha vuelto a sumir la Nación. Ahora bien, esto debería combinarse con la admisión, por parte de esos mismos dirigentes, de la primacía electoral de Cristina, que indudablemente representa una década de crecimiento económico social marcada a fuego en la cabeza de las clases populares.

Es curioso hallar, en ciertos referentes, un tono infantil en cuanto al rechazo in aeternum de la única candidata que puede ayudarlos a retornar al gobierno. Se lo hemos indicado cara a cara, pues aunque este texto congrega datos que no suelen salir a luz, no hay ocultamientos y aquí damos cuenta de informaciones que pueden manifestarse, en beneficio del pueblo, al aire. En política, quien no comprende que las reyertas de ayer pueden revertirse en acuerdos presentes –dentro del movimiento nacional- carece de flexibilidad horizontal y queda cegado por antiguos contrastes. Lo cierto es que CFK es la bandera más intensa y popular vigente. ¿Cómo –y además porqué- construir sin ella?

A partir de allí, en sectores más adentrados en la acción del FPV, el interrogante cobra otro sesgo y se hilvana con los primeros párrafos: si el malestar crece ¿para qué buscar la unidad con quienes se han mostrado colaboradores con el macrismo? En los más perspicaces la pregunta se desdobla: ¿cómo cautivar ese 20 por ciento “cuatrereado” por el Frente Renovador en las elecciones anteriores? Porque sea como fuere, sin ese lugar electoral que se desarrolló al costado del kirchnerismo, las cifras que generarían una gran derrota a la opresión gorila, serían bien difíciles de conseguir. Por lo pronto, las observaciones desde la región kirchneriana pueden sintetizarse en “estamos mucho más abiertos, hasta hemos mejorado la relación con el sindicalismo”.

Finalmente, un comentario. En el subtexto de todas las conversaciones, hallamos esa idea lanzada por Moreno crudamente: el macrismo ya fue. Pero no a tontas y a locas –el mismo ex funcionario la fundamentó con nitidez-, sino con un sentido político concreto: este oficialismo, con éstas políticas, no puede crecer. Sólo puede seguir achicando su influencia electoral. Todos descreen de las acusaciones de “corrupción k” que salen por aquí y por allá en los medios; casi nadie asigna relevancia a esas campañas más allá de la aceptación del impacto causado. Es a partir de allí que estas discusiones tienen sentido: en la interioridad, se está pensando en crecer y ganar… para volver. Es posible que se vaya gestando un proceso de maduración en la dirigencia del movimiento nacional, donde el equilibrio –que implica no dejar pasar defecciones graves- se combine con la imprescindible potencia del gran número.

Estamos narrando una realidad, como lo hacemos habitualmente. Enojarse con la misma en vez de evaluar sus aristas para reflexionar y actuar, puede considerarse una torpeza. Sobre todo ahora que una faja mayoritaria del pueblo argentino parece ir recuperando una lucidez a veces esquiva.

*Director La Señal Medios / Sindical Federal / Area Periodística Radio Gráfica.

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