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sábado , abril 20 2024
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CGT / Desde lejos no se ve

Por GUSTAVO RAMÍREZ *

I

    “La CGT no debe ser usada para hacer política a nivel personal. Acá importan los intereses de los trabajadores”, dijo el dirigente sindical cercano al moyanismo. Su mirada se clavaba como un dardo venenoso en el rostro de Héctor Daer.

“Canta, oh diosa, la cólera del Pelida Aquiles; cólera funesta que causó males a los aqueos y precipitó al Hades muchas almas valerosas de héroes”. El Canto 1 de La Ilíada podría describir el momento que se debate en el Movimiento Obrero. No es un drama pero el peso de la historia juega y la presión social y también interna le pasa factura a un Triunvirato frágil en la CGT.

El encuentro del Consejo Directivo, éste último jueves, representó un punto de inflexión para la “pasividad” dialoguista que mostraba la conducción de la Central Obrera. Pero todo tiene su tiempo. Cuesta comprender que la dirigencia sindical trate de tomar la temperatura del clima político en la gente de a pie.

El Movimiento Obrero no está exento de tensiones internas. Hoy dentro de la CGT se pueden ver tres posiciones claras. Los que tratan de traccionar fuerza hacia el massismo, el moyanismo y los que buscan hacer pie con el kirchnerismo nuevamente. Lo cierto es que todos se sienten parte del campo nacional y popular desde el peronismo pero difieren las estrategias para ganar espacios de poder.

La génesis de un paro no se construye al calor del fragor militante. Mucho menos si después de un ciclo de destrato, por parte de la conducción política como leen algunos dirigentes, no merece una autocrítica. La CGT no sólo busca el marco social necesario para fundamentar la huelga general. También indaga en el campo político para sustentar apoyos que se traduzcan con firmeza en el Congreso, por ejemplo.

 

II

¿Cómo evalúa éste encuentro? Le preguntó La Señal Medios a Omar Plaini, titulas del sindicato de Canillitas.

  • Fue muy importante porque hemos tomado una decisión, que son varias, no es sólo una – respondió Plaini.

“Evidentemente el malestar ha sido expresado ya cuando los tres compañeros del Triunvirato se reunieron por última vez con funcionarios del Gobierno y decidieron levantar la mesa de diálogo de las distintas mesas de la producción que nosotros habíamos establecido” nos expresó el dirigente.

Para Plaini “evidentemente el Gobierno no se ha puesto como árbitro, como correspondía, frente al sector empresario que siempre nos dio la espalda pese a todos los acuerdos que tomamos y ha tenido una actitud pasiva”.

 

III

    Entre los dirigentes se respira una atmósfera de bronca. El debate no fue flojo. Hubo voces en alto y golpes en la mesa y recriminaciones. Pero nadie va romper lanzas. “Somos peronistas, somos orgánicos y  verticales” nos aseguró un dirigente ligado al transporte.

Marzo va ser un mes de agite. La movilización del 7 de marzo puede superar las expectativas de los organizadores. Es posible que se sumen las otras Centrales Obreras. Ese día se anunciaría la fecha del paro general.

Surgen dudas de algunos sectores, que últimamente dudan de todo menos de su sombra mesiánica, sobre la firmeza de la decisión. El Triunvirato no tiene demasiado margen de maniobra. Ni para afuera ni hacia adentro.

Es curios pero más allá del tiempo político para anunciar la medida de fuerza, es decir el tiempo transcurrido, no se cae en la cuenta- o simplemente se ningunea – que el Movimiento Obrero ha dado respuesta inmediata a las medidas político-económicas tomadas por el gobierno de Cambiemos.

“Siempre fuimos los malos. Ahora quieren que seamos lo que les salvemos las papas. Nos ningunearon durante años. Nos despreciaron y no se dieron cuenta que sin nosotros no podían ganar las elecciones. Igual le militamos la campaña, pero ahora nos piden que arreglemos la cagada que ellos se mandaron permitiendo que ganará Macri” afirmó un encumbrado dirigente sindical petrolero en off the record en referencia a La Cámpora y describe los resquemores que todavía están latentes.

Pasará mucho tiempo para que el sindicalismo se libre de la maldición social que le pesa por mala prensa con el progresismo. Aun así hay lecturas que no se pueden descuidar. La CGT cambió la estrategia y salió a dar pelea contra un Gobierno que creyó que todo es negociable sin relación de fuerza. Los dirigentes pueden ser lentos para reaccionar pero no son tontos. Sobre todo porque el clima social también está transformándose. El malestar se hace sentir. Tanto que figuras como la del Presidente y la de Sergio Massa retroceden en el gusto electoral.

Se terminaron los tiempos de negociación. No es el fin de la historia. Mucho menos con el neoliberalismo en el poder. La dirigencia sindical apuesta a la inteligencia y a la fuerza de sus organizaciones sociales para contrarrestar a un Gobierno insensible ante los reclamos de los trabajadores. Sobre todo porque el macrismo, como concepción, ve a la clase obrera como a sujetos subordinados a la fuerza empresarial.

Ahora y por primera vez al Gobierno se le va mover la estantería. Tratará de vaciar de contenido la protesta. Será inútil. Los números no cierran en una economía en crisis. Una crisis generada para producir transferencia de riqueza de los sectores populares a las entidades financieras.

El Movimiento Obrero, aun con sus dificultades, muestras señales de buena salud. Sobre todo porque el debate interno está vivo y más allá de las diferencias no hay rupturas determinantes. El Movimiento Sindical narra su propia Ilíada.

 

* AGN / La Señal Medios.

 

 

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