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martes , abril 23 2024
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COOKE, JAURETCHE, PERÓN / Analizar para actuar, en vez de idealizar

Por GABRIEL FERNÁNDEZ *

 

Son bastante nítidos los datos: cayó el consumo de modo apreciable. Las ventas minoristas disminuyeron en diciembre un 5,4% respecto del mismo mes de 2015 y acumularon, de ese modo, 12 meses consecutivos con tendencia negativa, indicó la Confederación Argentina de la Mediana Empresa (CAME). Algo semejante se registró en materia de consumo eléctrico. Con temperaturas superiores a las registradas en 2015 se observó un descenso en la demanda de 7,2% .

Hay más pero se trata de indicadores básicos para entender la caída en el nivel de vida y en la producción industrial. Esto parece, por vez primera en el trimestre reciente, haber influido sobre la opinión pública promedio. Como lo señaláramos en la última Mesa de Periodistas, el esquema se presenta más “natural”: 50 en contra, 15 en contra pero con dudas y un 30 de apoyo a la acción oficial. Dato más, dato menos, por ahí andaba Garay. Hay sondeos de Rouvier, de Artemio, pero también de las medidoras gárquicas que van en la misma dirección.

Aquí el asunto parece ser el cauce de esa masa opositora. En cierto modo, ante la evidencia cotidiana, es más importante organizarse, unirse y proyectar que denunciar lo visible. A lo largo del año que concluyó se fueron adoptando medidas que hostigaron la distribución interna y dañaron de muchas maneras la vida de los argentinos. Sin dejar de lado la disección del andar macrista, parece pertinente apuntar en serio a la vertebración de caminos nacional populares. En ese sentido la reflexión y la priorización del camino conjunto tiene trascendencia.

Porqué decimos esto. Ahora es cuando, en tiempo de aunar, pueden resurgir las frases fáciles, lanzadas al viento, sobre con aquellos ni a la esquina, con tal sector no hay que hablar, con aquél ni justicia y cosas así. Es fácil quedar digno escribiendo un par de consignas altisonantes, en tanto el autor no se hace cargo de su rebote ni de las consecuencias de la división. En ese sentido, insistimos en que la idealización del pasado puede tendernos una trampa y la memoria de los muertos puede operar como una pesadilla sobre el cerebro de los vivos.

A la hora de efectuar evocaciones, observamos con preocupación que las mismas, aunque justas, suelen ser incompletas. Para no borronear el asunto, vamos con un ícono muy propio, muy nuestro: John William Cooke. Nuestro gordo, nuestro hombre de la Resistencia y bastante más, fue de mayor a menor porque no logró combinar proyecto político y masividad. Su exigencia revolucionaria determinó quiebres horizontales que lo llevaron de ser el jefe, en tanto delegado de Juan Domingo Perón, a liderar un pequeño grupo como la Acción Revolucionaria Peronista, de limitada incidencia masiva.

Es ostensible que aunque la trayectoria de Cooke merezca la vindicación, esta no debe registrarse sin evaluación, y que muchas de sus frases terminantes necesitan ser puestas en análisis para no trasladarlas en el tiempo, pues servirían para argumentar cortes tajantes en el presente. No deberíamos actuar como si nada hubiera sucedido. La bruma de los años nos está impidiendo ver que muchas de las figuras que hoy ensalzamos, aunque fueron luchadores populares genuinos, padecieron de un sectarismo decisivo que los llevó a configurar orgas autocentradas y delimitadas.

El movimiento nacional ha logrado atravesar épocas y dificultades debido a la inclusión de sectores y –en contra de las precisas definiciones académicas- la difuminación de sus bordes. Esto nos ha llevado a compartir espacios con personas indeseables, es cierto, pero también a generar los dos decenios que transformaron profundamente al país, en beneficio del pueblo argentino. El compañero Cooke, entre tantos, asentado en el Qué Hacer de Lenin, fue cercando en exceso su propia influencia al desplegar cuestionamientos sólidos y certeros sobre las cercanías sociales y políticas.

Esas condenas no sirven a la hora de construir política. Porque no tiene sentido tener razón sin acumular el poder para aplicarla. De hecho, las veinte primeras páginas del Qué Hacer, si no se analizan en el conjunto de la gran Revolución Rusa, son perjudiciales para una elaboración. Es preciso ser sinceros y saber que en el marco de las tradiciones políticas populares argentinas es preciso agrupar y marchar, porque los programas se construyen de hecho. Eso es lo que explicó alguien del mismo campo, pero con una visión diferente, como Arturo Jauretche, ya desde su poema inicial sobre Paso de los Libres.

Sabemos que varios amigos se van a enojar con este planteo. La vorágine de la acusación horizontal es un maelstrom que traga todo. Así, al señalar tales reflexiones histórico presentes, podemos recibir la acusación básica de no ser lo suficientemente revolucionarios; lo cual deriva en cosas peores. La acción comunicacional que llevamos adelante es, al menos deberán admitirlo, coherente con estas líneas. Es fácil decir que se vayan todos los burócratas a la mierda. Lo complejo es articular para retornar al control del Estado y así, transformar nuevamente la Nación.

• Director La Señal Medios / Sindical Federal / Area Periodística Radio Gráfica.

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