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El precio de petróleo ha comenzado a subir. Esta situación, que puede evolucionar en los próximos meses, abrirá un nuevo camino en la situación económica mundial, con fuertes derivaciones políticas.
La mejoría se registró esta semana, después de que los inversores celebraran las declaraciones del presidente ruso Vladimir Putin en Turquía, quien se mostró favorable al acuerdo de la Organización de Países Exportadores de Petróleo (OPEP) sobre la reducción de la producción de crudo.
«Rusia está preparada para unirse a las medidas conjuntas para limitar la producción”, anunció el presidente Putin, en el marco del Congreso Mundial de Energía, que tiene lugar en Estambul.
Los precios borraron pérdidas en Europa, después de que Rusia, uno de los grandes productores que no pertenecen al cártel de la OPEP, declaró que podría adherirse al pacto alcanzado en Argel, la capital de Argelia, hace dos semanas para recortar la producción y limitar así el exceso de oferta, que deterioró los precios.
Desde hace aproximadamente dos años, merced a un acuerdo forzado por Estados Unidos en base a su incidencia sobre las monarquías saudita y qatarí, la producción de petróleo se incrementó progresivamente. Como resultado, el precio del barril descendió con fuerza.
La intención política, parcialmente exitosa, fue golpear a los adversarios de los Estados Unidos: la baja del precio del petróleo perjudicó simultáneamente a Rusia, Irán, Venezuela, e inclusive a Brasil y la Argentina.
La determinación de Rusia de plantar posición sobre el tema, así como las presiones de ese país, China y el mundo árabe sobre las monarquías citadas, empezó a deteriorar la táctica norteamericana y a reposicionar un equilibrio relativo entre los grandes protagonistas de la multilateralidad mundial.
GF / LSM / agencias
