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MALVINAS / Roca – Runciman, Malcorra – May y la gran traición

Por GABRIEL FERNÁNDEZ *

El gobierno de Mauricio Macri, a través de su canciller Susana Malcorra, empezó a desandar los logros argentinos en el orden internacional sin recibir apremios bélicos y a pesar de las indicaciones precisas de la Organización de las Naciones Unidas en beneficio de la propiedad nacional de los recursos en el Atlántico Sur y la Antártida, así como de la soberanía de nuestro país sobre las Islas Malvinas.

A ver si nos entendemos: Tras cuarenta años de reclamos –por incluir solamente el último tramo, para no adentrarnos en otros períodos- la República Argentina obtuvo, durante la gestión nacional popular que concluyó en 2015, la admisión de su propiedad sobre territorio antártico, lo cual casi duplica la extensión del país. Asimismo, refrendó su exigencia de establecer el diálogo sobre la propiedad de las islas, sin involucrar en el mismo a los kelpers.

LOS EJES. El comunicado conjunto difundido el 13 de septiembre por los gobiernos argentino y británico propone la apertura de nuestro territorio a la explotación hidrocarburífera y pesquera inglesa, con la precisión del rol argentino: de apoyo a las necesidades de la potencia europea para tales efectos. También admite el establecimiento de un vuelo hacia las Islas en tanto el mismo se concrete sin aerolínea de bandera nacional. Y sugiere que las próximas gestiones sobre el destino de las Malvinas involucren a los ocupantes llamados kelpers.

Las primicias deben ser reconocidas. Sobre todo cuando enlazan con la línea editorial del emisor. A comienzos de agosto, Clarín publicó en exclusiva el facsímil de la carta que la Canciller británica, Theresa May, envió al gobierno en la que invitaba a la Argentina a iniciar negociaciones que incluyeran el tema de los vuelos y el levantamiento de restricciones a la exploración y explotación petrolera en los mares de Malvinas.

En esa línea, la periodista cipaya Maria Laura Avignolo resultó de una lucidez extraordinaria cuando aseveró, en las páginas de ese matutino que el acuerdo resulta “Un poco más moderno y evolucionado que el de Roca y Runciman de 1933, pero (…) ayuda a liberar al Reino del aislamiento en la que lo sumerge su partida de la UE y la amenaza norteamericana de ir a la cola si quieren negociar con ellos”.

Asi las cosas, tras el Brexitt, el copamiento del continente europeo por el capital financiero y las dificultades crecientes de los Estados Unidos para reposicionarse mundialmente, Gran Bretaña busca recuperar sus territorios de ultramar. En medio de una región hundida por gobiernos macristas desde hace una década, su historia le ayuda a alzar la mirada por encima de la mediocridad del entorno y recurrir a los apuntes de Winston Churchill sobre el lugar asignado al Sur de América.

EL SENTIDO. El acuerdo propuesto por Susana Malcorra y su par anglo Theresa May es ruinoso para la Argentina. Equivale a lo que suele imponerse, tras un litigio sanguinario, sobre el vencido. Bien apunta el ex canciller Jorge Taiana al respecto: «En consecuencia, lo que están pidiendo los ingleses –y según lo que trasciende del comunicado– lo que el gobierno argentino habría acordado conceder es eliminar las restricciones y sanciones a la explotación ilegal de nuestros recursos naturales no renovables y renovables. Creo que se trata de una concesión lesiva a los intereses nacionales.»

El primermundismo argentino envidia la enormidad territorial de las grandes potencias, empezando por los Estados Unidos, pero cuando la Argentina alcanza esa perspectiva a través de la inclusión de miles de kilómetros bajo su control, lo primero que hace es entregarlos. Ya se sabe. En vez de administrar adecuadamente lo existente para potenciarlo, se asevera que “el mal que aqueja al país es la extensión”. Y se adoptan medidas en consecuencia.

En el comunicado bilateral puede leerse que el objetivo es «adoptar las medidas apropiadas para remover todos los obstáculos que limitan el crecimiento económico y el desarrollo sustentable de las Islas Malvinas, incluyendo comercio, pesca, navegación e hidrocarburos. Ambas partes enfatizaron los beneficios de la cooperación y de un compromiso positivo de todos los involucrados. En un espíritu positivo, ambas partes acordaron establecer un diálogo para mejorar la cooperación en todos los asuntos del Atlántico Sur de interés recíproco”.

EL DETALLE. Pero hay un dato más, escondido aún dentro de la opacidad de la difusión alcanzada por la cuestión. Una fase del documento conjunto indica que Gran Bretaña involucrará a nuestro país en Consultas Políticas de Alto Nivel de carácter temático integral y periodicidad anual. “Las Consultas Políticas buscarán ampliar la relación bilateral en torno a una agenda positiva que aborde los desafíos globales en el mediano y largo plazo, en áreas como democracia, derechos humanos, cooperación en paz y seguridad internacionales, no-proliferación, medio ambiente y cambio climático, energías limpias, comercio e inversión, ciencia, tecnología e innovación, turismo y deporte», indica el comunicado.

Para entender claramente: nuestro país, a través del gobierno macrista, no sólo resigna derechos invaluables en el Atlántico Sur, sino que además se compromete a coparticipar, a cambio de nada, en crímenes internacionales de alto vuelo como los promovidos por Gran Bretaña en zonas delicadas del planeta y a cooperar en la represión y el tráfico de armas según las necesidades planteadas por la potencia que encubre esas acciones detrás de los conceptos Derechos Humanos y Seguridad. El relleno que acompaña esos dos ítems configura la excusa refrescante para las almas bellas de las ONGs.

ILUSIONES. En esa dirección, surge una reflexión incómoda. Una buena parte del espacio malvinero, inficionado por el patrioterismo antiperonista y antiizquierdista de los servicios de inteligencia ha desgranado, los años recientes, fuertes críticas sobre el accionar de lo que llaman progresismo sobre el tema y han manifestado –hasta ayer nomás- confianza en la gestión macrista. Los primeros meses del actual gobierno fueron atravesados, en el terreno de quienes defendemos el derecho argentino sobre Malvinas, por acusaciones torpes y diagnósticos forzados que hemos tratado de atenuar para evitar confrontaciones innecesarias.

Hoy, mientras re emergen las figuras de Jorge Taiana y Héctor Timerman (condenados por “poco nacionalistas”) como verdaderos batalladores del tercerismo en el orden internacional, se desinfla la imagen de gobierno serio y respetuoso de los ex combatientes que se intentó forjar el macrismo. Y también renace aquella visión jauretcheana. Los liberales argentinos son probritánicos. Los nazionalistas antiperonistas son forros de los liberales. La defensa del interés nacional, está en el movimiento nacional.

TRAICIÓN. Vale la precisión: cuando afirmamos que la Argentina se rinde a cambio de nada, no estamos ignorando las prebendas personales a los autores de la ostensible traición a la Patria. Señalamos que el país, el pueblo, no logran beneficio alguno y pierden todo. Es preciso el subrayado para que nadie intente sugerir que de este modo se abren puertas a las inversiones, se mejora la inserción argentina en el mundo, se revierte la calificación internacional o alguna de las patrañas habituales para fundamentar el oprobio.

No es cierto, como plantean algunos objetores sencillos, que se trata de concesiones para lograr un cargo determinado en la ONU o la titularidad temporal del G 20. El cuestionamiento es ingenuo. Con este acuerdo la Argentina se entrega abiertamente a las exigencias británicas, definidas por sus propias necesidades y por los acuerdos estructurales de ese país con su real aliado transoceánico, los Estados Unidos. Reformula de lleno una política internacional exitosa como la desplegada durante la última década y contrasta, sin beneficio visible, con el Papa Francisco, los BRICS en general, China y Rusia en especial y el Unasur –incluido Brasil, pues Itamaraty sigue pensando su política estratégica-.

Se ha hablado mucho de traiciones en el último tramo, y se lo ha hecho livianamente. Amparados por la utilización escueta y sobria del concepto, evaluamos que en esta ocasión el mismo describe adecuadamente lo que sucede.

• Director La Señal Medios / Sindical Federal / Area Periodística Radio Gráfica.

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