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PUEBLO vs RÉGIMEN / Hacia una nueva Huelga General Nacional

Por CARLOS CHINO FERNÁNDEZ *

De los trabajadores activos en el sector privado en la Argentina, se calcula que un 35 al 37%, se encuentran sindicalizados . Si bien parece una cifra pequeña, no lo es si lo consideramos en relación al conjunto de las naciones. Nuestro país, posee uno de los movimientos sindicales más importantes de nuestro continente y del mundo en general. Con más de 4 mil sindicatos y una participación activa en la vida cotidiana.
Dicho esto, en el marco de la reciente Marcha Federal convocada por un sector del movimiento sindical argentino: La Central de Trabajadores Argentinos (en sus dos vertientes), expresiones varias de los movimientos sociales, corrientes izquierdistas con o sin representación parlamentaria; se ha escuchado decir reiteradamente, acerca de la falta de respuesta de la CGT recientemente unificada y, de su falta de acción ante el deterioro de la situación laboral y social de gran parte de la población. Las consignas de la Marcha Federal, se resumieron en el rechazo al ajuste, a los despidos y al tarifazo.
No obstante, de la movilización participaron diversos sectores sociales de base popular. La CGT, si bien no se expidió de forma orgánica, se hizo presente a través de un conjunto de organizaciones sindicales que de hecho, forman parte de la mayoría de las corrientes existentes. Participaron también de la marcha, estudiantes universitarios, estatales y docentes de diversas extracciones, organizaciones de Derechos Humanos, Ciudadanos de a pie, etc.

Acerca del proceso de unidad de la CGT

En la experiencia anterior de conducción tripartita, el movimiento sindical desde su Confederación General, sintetizó su comando y dirección en julio de 2004, a través de Hogo Moyano, secretario general del gremio de camioneros. En la actualidad, este nuevo triunvirato de conducción (Schmid por la central de Azopardo; Acuña, por la central Azul y Blanca y Daer, por la central Alsina), expresa la unidad del movimiento obrero desde sus tres principales vertientes, en un momento en donde no se visualiza claramente una única cabeza con capacidad de conducir al conjunto del movimiento obrero.
Entretanto, el sindicalismo llamado tradicional, se completa con la Corriente Sindical Federal (Bancarios, SADOP, Gráficos Bonaerenses, etc.), que permanece por dentro de la CGT unificada. No así la tendencia MASA con taxistas como referente principal, y la tendencia sindical más cercana al gobierno, con UATRE en la cima.
Los movimientos sociales que emergieron en la década de los años ´90, lograron transitar de la lucha callejera a la organización en el territorio barrial. Lograron medianamente superar la crisis económica y organizarse políticamente. Hoy en día, ante una amenaza de volver a caer en situación de precariedad y emergencia social, el movimiento obrero de organización barrial, se encuentra en mejores condiciones de resistir un conjunto de políticas económicas y sociales adversas.
La relación de los sindicatos de base y sus instancias de segundo y tercer grado, son orgánicas más allá de las tensiones internas y de sus divisiones cupulares. Lo mismo podemos decir que al margen de las diferencias ideológicas, de organización y procedimiento; entre el movimiento sindical y el movimiento social, existen intereses comunes que son orgánicos y estratégicos. En el largo plazo, a pesar del tratamiento superficial con que suele tratarse en los medios de comunicación, prevalecerá el interés de la clase trabajadora en su conjunto.
La aceleración en la acción política o la falta de ella, que se le reclama a la CGT, no siempre es producto de la burocracia; sino que más bien, responde a la magnitud del poder que detenta en la sociedad y, del lugar que ocupa en el entramado político institucional de nuestro país.
En julio de 1994, la Marcha Federal de entonces, también fue protagonizada por la CTA y los movimientos sociales. Este formato de central sindical es un producto de la época. Surge por la fuerza de los hechos y por las políticas liberales, cuyo plan económico significó la expulsión de miles de trabajadores de sus puestos de trabajo, el deterioro salarial de los trabajadores registrados y el cierre de miles de PYMES.
La protesta en aquellos años comenzó en el interior de nuestro país, a cuya vanguardia se encontraban las organizaciones de desocupados, pequeños comerciantes y empresarios empobrecidos, ciudadanos de las capas medias más variadas. Protesta social, protagonizada también por sindicatos estatales y comisiones de delegados de fábricas, que no sintonizaban con las conducciones a nivel provincial o nacional.

La Protesta Social y la Huelga General

El desarrollo de la protesta social evolucionó a un proceso de articulación con la “CGT que Lucha”, cuyo desenvolvimiento fue trasladándose de las provincias del interior, hacia la Capital Federal y el Gran Buenos Aires. Las huelgas y cortes de ruta en la provincia de Neuquén, Jujuy, Salta, etc., fueron interpretadas por la CGT. El 14 de agosto de 1997, lanza una Huelga General Nacional (HGN) con Cortes de Ruta en todo el país. Durante 1998 y 1999, no se produjeron HGN, hasta que la lucha se intensifica en el año 2000, con una HGN el 9 de junio de 24 Hs. y otra el día 23 de noviembre de 48hs de duración.
Ahora, el proceso de luchas sociales de oposición a políticas de gobierno recién comienza, con lo cual, la participación de la CGT de forma orgánica y la implementación de la HGN llevará el tiempo que exija la situación general. La decisión de la HGN, no será producto de ninguna acción extemporánea lanzada por algunos sectores en particular.
La HGN es un instrumento político de la CGT, que el movimiento obrero se vale, cuando el conflicto escaló a determinados niveles y fueron agotadas determinadas instancias de lucha y negociación. La marcha del 31 de agosto al 2 de septiembre de este año, es parte de ese camino iniciado por el movimiento social general.
La HGN, expresa al conjunto de la clase trabajadora y no a un sector, con independencia de la magnitud del paro que finalmente alcance. El movimiento obrero argentino no es oficialista ni de oposición en bloque. Es orgánico así mismo y a las aspiraciones del pueblo trabajador. Desde los ´90, viene estructurando un comportamiento soberano en relación a los partidos políticos, sin descartar que se expida positivamente en los ciclos electorales, por algún candidato con aspiraciones presidenciales. Entre diciembre de 1983 y junio de 2015, se produjeron 39 Huelgas Generales.
Las nuevas formas de producción, las nuevas tecnologías, la exclusión y la desocupación de carácter estructural que padece una parte de nuestra comunidad, llevaron a que los trabajadores en general y, el movimiento obrero en particular, vayan de a poco incorporando nuevas expresiones de lucha y formas de organización. Los trabajadores aspiran a mucho más que al solo hecho de mejorar, sus condiciones de trabajo. Aspiran a participar en las decisiones políticas que hagan posible, una sociedad más justa.
La Nueva conducción de la CGT y la Marcha Federal del último 31 de agosto al 2 de septiembre, expresan una nueva situación del movimiento obrero argentino y de la clase trabajadora en general. Si bien el modelo de organización sindical de raigambre peronista, no se discute. En los hechos, sí hay espacio para debatir un nuevo modelo sindical, nuevas formas de participar entre trabajadores activos registrados y no registrados.
La generación de puestos de trabajo estables y registrados es una problema acá y en todo el mundo. Mientras esto suceda, las necesidades de los trabajadores de la economía popular, precarios y cooperativistas crean permanentemente nuevas normas de relación entre el trabajo y el empleador, como son las “paritarias sociales” en debate. El sindicalismo tradicional mientras tanto, va incorporando a su agenda como vincularse con trabajadores que no realizan aportes a la seguridad social y al sistema previsional.
El movimiento obrero de organización sindical, toma las formas de lucha callejeras propias de las organizaciones sociales territoriales. Estas últimas, van incorporando pautas y normas de organización que los vincule en el largo plazo, con el resto de las organizaciones sindicales.
Esta mayor articulación en la práctica entre el activo y la reserva de la clase trabajadora argentina trasciende la relación de oposición entre la clase obrera y los gobiernos.
La relación política principal que se establece en el marco de una inminente Huelga General, es la relación entre el Régimen de Dominio y el Pueblo.
El intento de regreso de políticas de carácter neoliberales se ve contrarrestada por un avance en la toma de conciencia de los trabajadores en la Argentina. Situación que se puede corroborar por su nivel de organización, heterogeneidad en la composición del movimiento general de las luchas, y el grado de auto conciencia alcanzado en la necesidad de tener protagonismo político.
La próxima Huelga General, sintetizará el movimiento huelguístico y la protesta callejera. Lo fue en el marco de la macha federal de los años ’90 y lo será ahora.

* Instituto Arturo Jauretche

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