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DESCLASIFICACIÓN / Historia Cero

Por GUSTAVO RAMÍREZ *

 

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Saber que nombre tiene

William Gibson

Los Bancos de Dios

Después del 11-S la historia cambió sus ejes. La centralidad de Occidente dio un giro radical en política internacional. El mundo pareció conmocionado. Lo concreto es que ya lo estaba desde mucho antes. Si algo puso de relieve el atentado a las Torres Gemelas fue la compleja trama político-militar-financiera y social que gravitaba el submundo geopolítico.

Para el año 2003 la CIA manejaba un informe que daba cuenta que desde mediados de la década de los noventa los “radicales islámicos” usaban el Al Rajhi Banking & Investment Corporation (ARABIC) para realizar operaciones financieras.

Sin embargo, como en tantas otras cuestiones, las distintas administraciones de gobierno estadounidense se encargaron de desviar la atención de las investigaciones sobre los atentados a las Torres Gemelas. Despolitizar los conflictos de Medios Oriente y centrarlos en una guerra de carácter religioso le permitió a Estados Unidos manejar información a discreción. El miedo estaba ubicado en la escena geopolítica posmoderna, ahora había que construir un enemigo creíble. Aun cuando de supiera quien estaba detrás de los atentados.

Un cable del Departamento de Estado con fecha del 30 de diciembre del 2009, filtrado por Wikileaks, advierte:

Arabia Saudita siegue siendo una base de apoyo financiero crucial para Al Qaeda, los talibanes, Lashkar-e-Taiba y otros grupos terroristas…

La red financiera nos lleva a rastrear entidades bancarias que ya no existen. Hay una génesis de relaciones políticas-militares y comerciales que engloba a Gran Bretaña, Estados Unidos y Arabia Saudita en la contemplación de apoyo y financiación a organizaciones terroristas.

Yair Klein es conocido mundialmente como un mercenario que entrenó a los paramilitares colombianos hacia fines de la década de los ’80. En realidad Klein reportaba a la comandancia israelí y algunos especialistas lo tienen como agente especial del Mosad. La historia cuenta que entrenó y proveyó de armas al cártel de Medellín. Cártel que utilizó al Banco Internacional de Crédito y Comercio (BCCI, según sus siglas en inglés) para blanquear sus ganancias. Klien reportaba a la CIA y la CIA usaba al banco como financiador de sus operaciones en Medio Oriente. Según el investigador Daniel Estulin “el BCCI era un proyecto de los servicios de inteligencia que servía de canal para llevar a cabo operaciones encubiertas de narcotráfico y tráfico de armas del Reino Unido, Estados Unidos  e Israel”.

La red tendida por el BCCI contaba con estrechas relaciones entre las agencias de seguridad y el sistema financiero. En el año 1992 el Comité de Relaciones Exteriores del Senado de Estados Unidos presentó un informe donde se detalla el entramado que vincula a la CIA con el banco BCCI.

El documento, conocido como “BCCI Affaire” da cuenta de los vínculos establecidos entre la política internacional de los gobiernos de Estados Unidos, las agencias de seguridad y las redes delictivas del narcotráfico y el terrorismo. La investigación, de la cuela participaron periodistas, apuntan directamente a la CIA y diversos dirigentes estadounidenses como los organismos que dirigían al Banco de Crédito y Comercio Internacional. Durante años el fundador del banco, el pakistaní Agha Hasan Abedi mantuvo reuniones secretas con es director de la CIA Williab Casey. Las vinculaciones saudíes también están a la vista. Kamal Adham y A. R Khalil fueron directores del servicio de inteligencia de Arabia Saudita, también fueron miembros del BCCI. Ellos eran nexos de la CIA en Medio Oriente.

En la década  ’80 la CIA inyectó más de 10 millones de dólares, financiados por el Banco de Crédito y Comercio Internacional, entre armas y dinero a los muyahidines afganos que se enfrascaban en la yihad anti-soviética. La trama secreta vincula también al servicio de inteligencia pakistaní. Richard Kerr, otro es director de la CIA, admitió que la agencia poseía cuentas secretas del BCCI en Pakistán. Esta estructura, montada por los servicios de inteligencia dentro del mismo banco, se conoció como la Red Oscura.

Salem Bin Laden mantenía vínculos de sangre con Osama Bin Laden. El jeque fue uno de los personajes de peso en el BCCI y en la financiación saudí en la Guerra de Afganistán. Para 1979 era socio de la familia Bush. Durante el mismo año su primo-hermano, Osama, fue nombrado por el príncipe Faycal al Saud, “para dirigir y administrar financieramente las operaciones secretas  de la CIA en Afganistán”, tal como lo señala el periodista Thierry Meyssan.

Osama Bin Landen mantenía un estrecho vínculo con el banquero saudí Khalid Bin Mahfouz. Afincado, en un momento en Londres, supo albergar a Osama. El millonario saudí era un importante accionista del BCCI. Miembro de los Hermanos Musulmanes financió a una amplia gama de grupos yihadistas. Por su lado, Osama Bin Landen, era un hombre de negocios. Heredero de una cuantiosa fortuna, el “terrorista” más buscado, después de los atentados del 11-S, utilizó la red propiciada por el BCCI para sostener no solo la movilidad económica de Al Qaeda, sino también de otros grupos radicalizados. La empresa familiar de Bin Laden era la Saudí Binlanden Group, SGB, en 1994, Osama heredó lo que le correspondía de su parte: 300 millones de dólares. La familia Bin Landen pertenece a la oligarquía saudí. Al funeral de su padre, Mohamed Bin Landen, concurrieron diez mil personas. Desde la década del ’30 la empresa constructora de los Laden firmó suculentos contratos para reformar lugares sagrados del Islam: La Meca y La Medina y la Cúpula de la Roca en Jerusalén.

La Red Bin Laden incluía un total de cuarenta bancos británicos, también empresas y personalidades destacadas de la política internacional. Entre ellos la familia Bush. ¿Osama Bin Landen fue, entones, un simple terrorista irracional, fanatizado en una guerra religiosa o es la llave que revela la compleja trama de negocios y política que establecen las potencias mundiales para usufructuar su fuerza económica militar?

Un dato ilustrativo en este sentido. Los servicios de inteligencia británicos y estadounidenses hicieron caso omiso al primer pedido de captura internacional sobre Osama. En 1998 Interpol recibió la orden de detención de Bin Laden emitida por Libia. Cinco meses después que está información se ocultara, Al Qaeda atentó contras las embajadas estadounidenses en Kenia  y Tanzania. Allí muriendo doscientas personas. Wikilieks filtró hace unos meses un video donde Hillary Clinton, candidata a presidente por el partido Demócrata, se muestra exultante al enterarse de la muerte de Gadafi. “Fuimos, vimos y el murió”, dice sonriente Hillary.

En el año 2005 el Senado de Estados Unidos elaboró un nuevo informe donde señala la relación comercial entre los bancos HSBC y Al Rajhi. A pesar que se ha podido comprobar que Al Rajhi financió a Al Qaeda el HSBC rompió recién relaciones con el banco árabe en el año 2010 luego de fuertes presiones internacionales.

Otra investigación del Congreso estadounidense, esta vez del 2001,  da cuenta que bancos europeos y los propios realizan un blanqueo anual que va de los 500.000 millones a un billón de dólares. Estos activos provienen del entramado “delictivo” y la mitad se blanquea solamente en Estados Unidos. Se estima que durante la década del ’90 los bancos estadounidenses blanquearon entre 2,5 y 5 billones de dólares. En  la actualidad esa cifra se ha duplicado. La base de la economía financiera de Estados Unidos se sostiene sobre la circulación de dichos capitales. ¿Se sostendría la balanza comercial de los estadounidenses sin éste dinero negro? ¿Se sostendría el mundo fuera de estos márgenes de redes oscuras?

* La Señal Medios

 

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