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jueves , abril 25 2024
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CGT / El Conjuro

Por GUSTAVO RAMÍREZ *

I

No son tiempos felices. La dirigencia sindical lo sabe. En un proceso más lento, tal vez, que el de la caracterización política el Movimiento Obrero se mueve. El camino hacia la unidad es sinuoso. Sin embargo las partes se acercan. Hay un eje programático precipitado por los condicionamientos políticos y económicos propuestos por el gobierno de Macri.

Desde diversos espacios sociales se esperaba una transición dura, severa y ampliamente fragmentada. Lo cierto es que la experiencia marca lo contrario. Es en el ámbito sindical donde cunden los ejemplos de coherencia para restablecer la unidad. Aun cuando desde esos espacios tradicionales exijan un prisa vertiginosa para contrarrestar a Cambiemos.

Debate y acción. Premisas sustanciales que conforman un paquete mucho más hondo que la mirada superficial de la militancia blanca. Pedir a gritos un paro nacional no es la solución estratégica ante el avance de las políticas liberales. El solucionismo militante traza trincheras poco sólidas para “combatir al capital”. Las bombas anacrónicas parecen hacer más daño hacia dentro del Campo Nacional y Popular que al exterior.

Cierta ceguera elemental y el posicionamiento ambivalente de algunos dirigentes, que no expresan a la totalidad del Movimiento Obrero, terminaron por ser funcionales a la idea, preponderante, de que la masa de trabajadores organizados se había ido del frente Nacional. Los dedos acusatorios confluyeron en una conjura disparatada. Los fantasmas de la traición se azuzan desde las bancas parasitarias y se resquebraja la fortaleza de la historia popular. Es difícil interpretar el presente con categorías de un pasado signado por la impronta de la derrota. El mundo muta a la velocidad de un X-Men. Las nuevas generaciones, tal vez, necesitan una variable discursiva en su propia interpelación. Una vez más el purismo descapitaliza la congruencia social de la políticas efectivizadas en el campo social.

 

II

No hay un solo frente sindical. Sin embargo la contingencia coyuntural obliga a desplegar estrategias conjuntas que permitan avanzar sobre ejes de luchas consistentes. Las organizaciones sindicales están acostumbradas a trabajar en climas adversos. Resuelven en consecuencia. Esto no significa que se haga todo de maravillas. El sindicalismo necesita una transformación en su cuerpo dirigencial.

Hay buenos síntomas. Las distintas vertientes sindicales confluyen en acciones conjuntas. Hace tiempo, en una reunión de mesa chica de CGT, el propio Moyano reconocía que el sindicalismo gozaba de mala prensa por la distinción de sus dirigentes. En ese momento el camionero daba cuenta de la necesidad de un cambio generacional. Los tiempos se estiraron.  Otros dirigentes, en otros espacios, también marcaron las necesidades estructurales de ir hacia delante mostrando un cambio de cara a la sociedad. Aun así el sindicalismo argentino cuanta con la ventaja de no correr detrás de las agendas mediáticas.

El último lunes intendentes bonaerenses se reunieron en la CGT Azopardo. La agenda fue amplia. El diagnóstico el mismo. La grave situación que se atraviesa. No solo para los trabajadores sino para el conjunto social. Del encuentro participaron los intendentes: Martín Insaurralde, Julio Pereyra, Gabriel Katapodis, Gustavo Menendez, Juan Zabaleta, Mariano Casalles, Eduardo Bucca, Ariel Sujarchuk, Fernando Gray y Juan Pablo de Jesús. En tanto por parte del Movimiento Obrero se destacó la presencia de Hugo Yasky, Pablo Micheli, Roberto Baradel, Omar Plaini, Guillermo Pereyra, Juan Carlos Schmid y Facundo Moyano, entre otros.

La discusión ideológica queda relegada en el frente interno. Es la política lo que importa. Aun así existen otros encuentros ya destacados por La Señal Medios y por Sindical Federal. Contrariamente a lo que se presupone hay movilidad.

 

III

    Los armados no son cerrados ni mucho menos compactos. Lo concreto comienza a verse como algo superador de ideas. Las expresiones sindicales se manifiestan en acciones que además también protegen sus intereses sectoriales. A diferencia del universo del campo político, éste espacio da la impresión de mostrarse más maduro a la hora de las coincidencia programáticas. Se disputa poder y sabe que transformar no necesariamente quiere decir romper.

Por otro lado existen espacios diversos donde dirigentes menos expuestos a las fotos trabajan para consolidar un criterio más consustancial que lo contingente en la unidad. Desde estos espacios existen expresas diferencias con dirigentes como Moyano, Caló y Barrionuevo. Vistos como una generación a la que le pasó el cuarto de hora y con pocas ganas de pelear abiertamente. Aun así estas diferencias no marcan rupturas, si disputas en espacios de poder.

Por encima del juego político yace la observación aguda de la realidad nacional y del panorama internacional. La situación en Francia, donde el gobierno avanza sobre los derechos laborales, es seguida con atención. Los dirigentes coinciden que esa situación se pude replicar en nuestro país. Algunos aseguran que ya está sucediendo. La referencia específica son los despidos. En el ámbito local preocupan los índices económicos negativos. La pérdida de poder adquisitivo de los salarios. Los índices de pobreza. La precariedad laboral profundizada. Es decir más allá de la mirada general en términos políticos nadie descuida la retaguardia.

El Movimiento Obrero da muestras de madurez. Aun más allá de las discrepancias ideológicas.  Un Movimiento Obrero al cual le cuesta encontrar contención política en los espacios, cada vez más reducidos, del campo Nac&Pop. Mientras algunos “militantes” de la teta de mamá salen a la caza de Monjes Negros, los trabajadores construyen sus propios espacios en el marco de su propia identidad. Rompe con cualquier conjuro que los subestime. Sin idealización de falsas expectativas. Ya no se trata de volver. Sino de estar.

 

* Feos Sucios Malas / La Señal Medios.

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