Entrevistado por Lucas Molinari en Punto de Partida, Fernández aseguró que la labor del periodista es la de narrador: “Contamos lo que está pasando en la comunidad. Allí se produce la dualidad de cualquier oficio o sector donde aparecen distintas modalidades filosóficas. Es una labor pública. Llegamos a más gente que un obrero de la construcción o un empleado. Ellos se comunican con un entorno directo. Un periodista, que tiene la misma sintonía que el resto de la sociedad, se diferencia de ellos en que escribe, emite y se vincula con bastante gente y tiende a difundir ideas con mucha más intensidad”.

Agregó que debido a eso  “el trabajador de prensa tiene una responsabilidad hacia la comunidad que es el equilibrio que demanda poder emitir hacia un público más importante que el resto de los emisores. Esa responsabilidad hay que ejercerla con una sobriedad que hoy es difícil de ver, ya que en zonas de la comunicación ligadas a grupos empresariales manda la confusión. Todos somos periodistas. Pero algunos son hijos de putas y otros no. Unos trabajan para el imperio contra la patria y otros no”.

Para el director de La Señal Medios: “No es cierto que no haya buenos periodistas hoy. El periodista gráfico no fue criado para ser famoso públicamente. Ha sido criado en las redacciones para indagar, investigar y escribir. Para que la información y el análisis sean quienes se luzcan. No el individuo. Cuando dicen que no hay un Walsh o un Jauretche, están equivocados: en aquel momento la gente conocía a Pipo Mancera o Héctor Coire. A los animadores televisivos. Lo mismo pasa hoy. Por algo Luis Majul es más conocido que Scalabrini Ortiz, lo que periodísticamente es una aberración”.

Entre los temas complejos se refirió a las líneas editoriales y las nuevas tecnologías. Para Gabriel Fernandez “El soporte varía, pero la calidad del material no. Las preguntas siempre son las mismas, sino la nota es una payasada. Hay que investigar para llegar a cada nota, porque cada nota es investigación. Saber qué se está diciendo para informar adecuadamente. Lo mismo en cuanto al lineamiento editorial. Sea un programa de radio, un diario de 32 páginas o un programa de una hora de televisión. En todos los casos es necesaria una línea editorial clara. En Argentina hay dos grandes líneas que recorren la historia desde Mariano Moreno: Nacional Popular Democrática y Revolucionaria. La otra es Oligárquica, Liberal y Conservadora”. Aclaró que existen matices, pero esas dos grandes orientaciones se extienden en el tiempo.

A partir de allí se evocó a algunos grandes del periodismo popular argentino: “Manuel Dorrego es un narrador muy interesante. Rafael Hernández fue un analista económico importante; su hermano José Hernández, el gran narrador de las vicisitudes de los pueblos del interior en el Martín Fierro, Rafael Barret, un gran periodista anarquista. El informe de la clase obrera de Bialet Massé, dos tomos muy vigentes. Los cuadernos de Forja, extraordinarios en varios sentidos: Scalabrini Ortiz fue el gran periodista de investigación de la historia. Jauretche el mayor polemista. Con Rodolfo Walsh, el mejor, surge una camada: Tito Paoletti, creador del primer medio cooperativo del país como lo fue El Independiente de La Rioja, con quien compartí espacio en el diario La Voz. También habría que nombrar a Osvaldo Soriano, Stella Calloni y Horacio Verbitsky” entre muchos.

Gabriel Fernández también dio cuenta de la necesidad de financiamiento de los medios populares. Recordó el ejemplo de Raul Scalabrini Ortiz y su periódico Reconquista: “A las empresas que les interesa el país no les interesaba ese diario. El Tercer Reich ofreció financiarlo por verlo antibritánico y antiestadounidense. Scalabrini se negó a ese financiamiento por estar en contra de todos los imperios. El grueso de las experiencias populares resultaron truncas porque los medios de comunicación conservadores oligárquicos son voceros del poder y han contado con su respaldo. Al poseer una línea editorial vinculada a los intereses nacionales y populares, se complica el financiamiento de un medio. Le estamos haciendo frente a eso en la Gráfica”.

Polemista natural, Fernández se mostró cauto ante el llamado periodismo militante: “No estoy muy seguro en la utilidad del concepto. Remite a una actividad amateur. Punto uno, porque somos trabajadores. Cobramos para vivir. Somos profesionales. La calidad de los materiales está a la vista. Otra cosa es elegir un espacio social para poner el hombro, pero el trabajador de prensa tiene que recibir ingresos adecuados; de otro modo es dañoso para el oficio y la profesión. Que se posea una mirada desde el Sur no quiere decir que las personas con ese lineamiento no tengan que cobrar”.

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