Consultado sobre el desfinanciamiento del proyecto ArSat 3, Salvarezza fue contundente: “Hay que mirar la desarticulación de ARSAT dentro de un marco de hechos a los cuales se suman Atucha 3 y Fabricaciones Militares. Este modelo está achicándose y no tiene interés en financiar proyectos de soberanía tecnológica“.

Quien fuera titular del Conicet hasta diciembre pasado brindó un recorrido de las políticas implementadas en el sector: “En 2003 existió una decisión clara de refundar un sistema científico desmantelado por el menemismo y la Alianza. Se lo apoyó con la formación de recursos humanos y nuevas universidades técnicas. Se reforzó el área científica y productiva. Allí están los avances en el área espacial.”

Añadió que “Argentina demostró que es capaz de hacer satélites, dominar la tecnología nuclear y la biotecnología vegetal. En todo ese desarrollo, el Estado puso el hombro para llevarlo adelante. La discusión era como seguirlo y llevarlo al merado. Nos quedamos en la frontera, porque el estado se repliega. Estas tecnologías, ahora no serán aplicadas y se pierde una enorme oportunidad”.

Contundente, precisó: “Cortar en este momento el proyecto impacta negativamente en INVAP. Puede haber un problema de estabilidad de personal haciendo retroceder posiciones al país. Acá estamos hablando de soberanía espacial, nuclear y alimentaria. Ahí tan solo un puñado de países las dominan en el mundo y Argentina había demostrado capacidad. Todo tiene un costo, porque retomar la carrera tiene un costo y se deja gente en el camino a mucha gente capacitada que todos sus proyectos serán discontinuados. Sin hablar de la cadena de proveedores que están involucrados en los proyectos”.

¿Cual es el rol de Estados Unidos en el desfinanciamiento tecnológico argentino? Salvarezza fue claro: “En los 90 nos mostraron nuestro rol y aceptamos mansamente ser productores primarios. Los sistemas neoliberales saber hacer ciencia, pero evidentemente la misma no está al alcance de países en desarrollo porque pueden ser posibles competidores. Nos dan un rol asignado a la producción primaria y si queremos teconología debemos comprarla a los paises centrales. Nosotros pugnamos por romper esta situación“.

Desplegó la idea: “Hay intereses internacionales concentrados sobre Argentina. Si necesitamos un desarrollo especial obviamente se necesita inversión del Estado. Pero ahí esta la clave de un país tecnológico. Si hablamos con cualquier gestor de ciencia y economía en el mundo desarrollado nos dice que estamos cambiando el paradigma en el mundo, el paradigma de la economía del capital por la economía del conocimiento. Una competición por tener conocimiento. Ese conocimiento se genera con la inversión del Estado y parece que no estamos dispuestos a afrontarlo. Miramos los números. Si cerrará o no la caja. Esa mirada no puede despegar tecnológicamente. Estamos sometidos a épocas de bonanzas o crisis según el precio de los commodities. Ocurrió en varios momentos de nuestra historia. Si no tenemos tecnología, estamos sometidos a estos procesos económicos. Hay que leer historia económica argentina, a Aldo Ferrer, para entender la industrialización para transformar la producción primaria a desarrollar tecnología de punta”.

Finalmente, Salvarezza destacó la rueda económica perdida en ArSat: “No mesuramos cuanto vuelve en la cadena de valor. La gran mayoría de contratistas son nacionales. Es una inversión que vuelve en empleo y economía. Creas una cadena de valor nacional. En los países centrales tienen mucha dinámica del sector privado. Pero en nuestro país el sector privado no invierte en inversión. En nuestro país se invirtió 0.7 en tecnología. Ahora estamos en el 0.2. Esto es histórico. No existe interés del sector privado porque la mayoría de las empresas son multinacionales con tareas extractivas. En ese marco es cuando el Estado aparece en el intento de desarrollo tecnológico. Nuestro profesionales debían avanzar mas pero se corta justo en un punto en el cual vamos a retroceder”.

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