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martes , abril 23 2024
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Gabriel Fernández: «Hemos demostrado que la comunicación nacional y popular es posible»

El realizador de dos altos impactos de la radio y la televisión no tradicionales reflexiona con los jóvenes sobre política, periodismo y varios temas más, repasando también los motivos que llevaron a Terapia de Grupo y La Hora de los Pueblos a los actuales niveles de audiencia. Terapia de Grupo se emite por radio Cooperativa AM 770 y La Hora de los Pueblos se encuentra disponible en el sitio web de Annur y en el canal de Youtube de  Annurtv. Como se sabe son dos cosas muy distintas: Terapia es vertiginoso con voces que se arremolinan y oyentes que debaten y se enfurecen todo el tiempo, con reportajes de fondo y mucho fútbol, humor, ida y vuelta. La Hora es sereno, atrapante por los conceptos pero exigente para un público que necesita tener una base informativa fuerte sobre política internacional para entender el diálogo. Gabriel Fernández, director de La Señal Medios y miembro de Radio Gráfica, respondió nuestras preguntas.
-Todos escuchamos Terapia de Grupo, no todos vemos La Hora de los Pueblos. ¿Eso dice que se puede tener mucha audiencia con distintos tipos de productos periodísticos?
-Bueno, evidentemente sí. Hay una confusión entre quién lidera el rating y qué ve o escucha la gente. El rating lo lidera uno, digamos Tinelli. Pero hay públicos para todas las realizaciones bien hechas. Hay público para el análisis político, para el deporte, para las entrevistas, para todo eso y con distintas orientaciones editoriales. La cuestión no es preguntarse qué le interesa al público sino hacer muy bien lo que le interesa al medio, lo que siente el periodista, armar bien los equipos y ofrecer el mejor material posible. Pero nada garantiza nada, en una de esas seguís todos los pasos que te digo y otros más… pero la gente no responde. Evidentemente hay factores emocionales que influyen, uno toca fibras sensibles y las personas se enganchan por diversas razones, por el tema pero también por el modo de abordaje, por la pelea o por la posibilidad de escucharse, porque siente calidez o porque se enoja al oír determinadas cosas. Hay que hacer lo mejor siempre, pero uno nunca sabe lo que va a pasar.
-En una comunicación con efectos, bailes, goles, ¿de dónde salen los 300 mil telespectadores de La Hora?
-No sé. Eso que decía es una pista. Además, esos son los datos que se miden en web, pero el vivo tiene lo suyo así que quién sabe de cuánta gente estamos hablando. La política internacional es compleja, tratamos de llevar a los mejores especialistas, lo que sí es seguro es que en todos los productos de La Señal Medios llevamos lo mejor de cada casa. También hay que tomar en cuenta que el público se entrelaza como círculos de las matemáticas modernas: hay gente que disfruta el fútbol y la política internacional, el baile y la política internacional… y así siguiendo. No hay un espectador, oyente o lector ideal que se interese por un solo tema. En ese sentido la web es una gran cosa para la posibilidad de elegir, uno puede ver el partido en vivo y dejar para después un programa de fondo. Yo veo que crecientemente el público, especialmente los pibes con manejo de la web emplean ese modo de usar los medios. Te doy un ejemplo muy claro: entre los espectadores de La Hora tenemos desde tangueros hasta raperos, bueno ni los unos ni los otros están interesados en la música del otro, pero si en los debates sobre adónde va el mundo, eso los une y hasta en los comentarios de internet polemizan y dialogan a raíz del programa.
-Terapia es una experiencia de reflexión colectiva inusual en los medios.
-Si, me gusta esa definición. Entre el equipo y los oyentes hay una elaboración, un ida y vuelta pleno sin filtro, salvaje digamos, donde se pone toda la carne al asador, a veces en exceso, con sagacidad a veces y con brutalidad otras. Quiero mencionar a todo el equipo: Daniel Capanga, Carlos Aira, Leonardo Martín, el Tano Seminara, Gustavo Ramírez, Fernando Infante Lima. No lo hago por gentileza sino porque cada uno conoce muy bien su trabajo. Nosotros llegamos con la obligación de brindar la mejor información, lo hacemos con datos corroborados, después el público opina. No nos permitimos jugar a que somos público y decir cualquier cosa sin fundamento. Entonces se arma bien el interés por lo que sale al aire. Los oyentes tienen, podríamos decir, licencias: opinan lo que les parece aunque no siempre tengan información certera, eso es lo que nosotros aunque tenemos opinión, no nos permitimos. Asi se mantiene un aroma a charla informal de café, a discusión a los gritos en la cancha… pero con muchos datos que no se encuentran en otro lado, el que escucha sabe que le estamos dando información posta de cada uno de los temas que abordamos.
-En varios tramos del programa los que escuchamos decimos “pero cómo pueden pasar esos mensajes de gorilas que insultan”.
-Esa fue una de las decisiones que enriqueció definitivamente al programa. Hay una gran costumbre de escuchar sólo lo que pensamos, esto abarca a todos los sectores. En Terapia de Grupo resolvimos bancarnos lo que venga. Si no, el debate es en broma. Nuestras discusiones y las de los oyentes son en serio.
-Sin embargo la línea editorial se sostiene.
-Por supuesto. Somos herederos de la comunicación nacional popular en esta región del mundo, miramos el planeta desde el Pueblo y desde el Sur, somos forjistas. En todos los espacios de La Señal Medios te vas a encontrar con ese enfoque básico, pero ese enfoque no nos impide polemizar con las otras miradas. Lo atractivo de todo eso es que debido precisamente a ese intercambio te ves obligado a responder y argumentar un montón de conceptos que se dan por sabidos o por sobreentendidos entre los que acuerdan con tu visión. Yo ya no leo Clarín, salvo una mirada sobre algún artículo por un tema determinado, porque me aburre su verticalidad, ya no hay un solo material en el diario, las radios y los canales de ese grupo que no tenga exactamente la misma orientación, sin derecho a contraste. Es decir, no lo leo como lo leí –y escribí- en otros períodos no sólo porque estoy en desacuerdo sino porque me aburre. No me interesa hacer lo mismo, proponer un bloque único que se escuche a si mismo, me gusta dar batalla.
-Contanos de los otros productos de La Señal Medios.
-Bueno, está la Mesa de Periodistas, análisis de actualidad, ahí nos acompaña Hugo Presman, está La Señal Fútbol, con Aira y José Luis Ponsico sobre esta pasión, los Editoriales donde si marcamos lo que pensamos de modo absoluto, La Señal en la querida Radio Gráfica FM 89.3 y www.radiografica.org.ar todos los días de 18 a 20 hs, y los textos de información y análisis sobre todos los temas de la vida nacional e internacional. Una web: www.laseñalmedios.com.ar , un blog:www.lasenialmedios.blogspot.com, Facebook y Twitter. Además colaboramos con el periódico tabloide Conexión. Entre otras cosas.
-Le das importancia al texto.
-Atenti que ahí está lo básico: para el periodista lo básico es leer y escribir, aunque realice un trabajo audiovisual, ese es el plus de La Señal en todos nuestros espacios los que hablan saben lo que están diciendo. El periodista debe saber leer y escribir, en serio, aunque su fuerte sea la salida al aire directa. A mi la verdad no me importa que en una polémica nuestros periodistas suban el tono y terminen peleándose, no es una cuestión de modales, lo que me importa es que sepan lo que están diciendo y que los argumentos que a veces sostienen con demasiada energía tengan fundamentos en la realidad, contengan un estudio de lo que están planteando aunque el planteo se lance al aire en un párrafo. Ahora, si eso se cumple, todos tienen derecho a opinar aunque yo no comparta tal o cual visión. Volviendo a las claves que me preguntabas al comienzo, tal vez eso se sienta, en una de esas el oyente siente ese respeto y esté de acuerdo o no con nuestra filosofía, escucha igual. Pero más allá de las diferencias que manifiestan algunos quiero decir que la calidez y el respeto que recibo de los oyentes de los lectores y de los espectadores son asombrosos, me hacen sentir bien. En realidad, me ayudan a pensar.
-Gabriel, cómo te pensás, cómo te ves a vos mismo.
-(después de un rato) Yo soy un hombre del pensamiento nacional. Eso soy. Lo que vivo está orientado a ayudar a construir un país justo libre y soberano. Se da la situación que soy periodista, hago esto hace casi 34 años y sé cómo hacer para difundir bien ese pensamiento, ese modo callejero y racional, emocional, profundo de ver y buscar cambiar el mundo. No me equivoco sobre cambiar las cosas desde el periodismo, creo que esto es un apuntalamiento de la tarea de todo un pueblo. Con dificultades y todo, siento una felicidad enorme por hacer lo que hago que no es otra cosa que lo que quiero hacer. Y me causa cierta gracia lograr estos picos de audiencia casi sin recursos, porque demuestra la vitalidad del pensamiento nacional del que formo parte. Me complace abrir mis espacios a destacados compañeros de esta orientación, darles el marco adecuado para que puedan decir lo que tienen para decir, porque aunque el aporte del nacionalismo popular es excepcional, el ocultamiento de esta vertiente es grande, es injusto. Como siempre recuerda mi amigo Diego Boris “el asunto no es ganar, es ganar con este equipo”.
-Ese ocultamiento es política de los medios concentrados, pero ¿también es responsabilidad de los medios del estado en esta «Década Ganada»?
-En parte si. Aclaro que no me gusta quejarme sino crear. La queja es depositar sobre los demás responsabilidades que hay que asumir para seguir adelante. Pero es evidente que no se ha brindado el lugar suficiente para que una mirada forjista tenga presencia en el debate nacional. De hecho, se va terminando la Década y resulta que los medios nacional populares están sin pautas publicitarias y sin licencias. Eso es un error de cuño propio. Ahora, yo agradezco siempre haber sido convocado para participar en la comunicación, al comienzo del kirchnerismo, de la Secretaría de Derechos Humanos, y después en la dirección periodística de la Agencia Télam. Creo que en ambos lugares se hizo un muy buen trabajo y me alegra haber sido parte de esas experiencias. Hay que tener gran equilibrio para no hacer cuestionamientos que terminen beneficiando a los que cada vez que ponemos de pie el país, vienen y lo rompen. Obviamente que tengo fuertes críticas internas, pero hay que hacerlas en el momento indicado con los involucrados. A mí me llamaron tantas veces de Perfil, por ejemplo, cuando salí de Télam, para que la jugara de periodista defensor de la libertad de expresión frente al presunto autoritarismo K, y jamás respondí. Yo puedo discrepar en tal o cual punto, lo digo y lo explico, pero jamás hacer el papel de marioneta de los enemigos de la patria.
-Como han hecho varios.
-Cada uno sabe lo que ha hecho en todo el período.
-¿Es cierto que dijiste “yo te organizo un manicomio”?
-(risas) si es cierto. Me ha pasado varias veces de llegar a dirigir redacciones que eran un verdadero lío y las terminé potenciando, mejorando, dando a cada uno lo que merece por su propia capacidad. Si se sabe escuchar, es la misma gente, el mismo periodista el que te va orientando sobre qué lugar debe ocupar, entonces la dirección de un medio no se hace tan complicada. Todo funciona mejor y la gente se despliega, se siente reconocida por lo que sabe hacer. Quiero aclarar que incluyo al personal técnico que en todos los medios cumple una función importantísima y no siempre valorada. Ahora mismo en La Señal, en Gráfica, en Cooperativa y en Annur, tenemos equipos de operadores, camarógrafos, editores, diseñadores, gráficos, sencillamente extraordinarios. A veces se piensa que todo lo hace el periodista y se lo felicita olvidando que hay planteles de alta capacidad garantizando el medio.
-¿Te molesta que muchos argentinos repitan las consignas de los grandes medios contra el peronismo?
-Me duele. Me duele que sean antiargentinos, que desprecien esta patria maravillosa, que crean vivir en medio de la corrupción, que crean vivir mal en un gran país cuando la verdad viven bien en un país extraordinario. Pero bueno, mi amigo Néstor Basile decía “al boludo ni el saludo”. Algo de eso hay. Yo puedo escuchar a muchos, pero no desconozco de donde viene la matriz de lo que están diciendo y por dónde hay que orientar el conocimiento de la verdad. El zonzo es zonzo, es difícil el camino para ayudarlo a salir de la alienación. Decía Jauretche “Les he dicho todo esto pero pienso que pa´ nada, porque a la gente azonzada no la curan los consejos, cuando muere el zonzo viejo, queda la zonza preñada”. Los tiempos pasan y los que se quemaron con leche ayer vuelven a volcarse la misma leche hirviendo sobre la mano. Lo que podemos decir desde nuestros medios es: no digan que no les avisamos. Pero también hay un piberío muy digno, muy militante, muy nacional, que sabe por dónde va la cosa y entiende dónde hay que alinearse, y muchos hombres y mujeres con trayectoria que a pesar de los desencantos siguen en la senda nacional y popular. Cada uno tiene que hacer lo mejor donde está, como tratamos de hacerlo en el periodismo.
Roberto Prieto – Clara Sánchez 

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