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jueves , abril 25 2024
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Causas y Efectos: una mirada con lupa

POR LEONARDO MARTIN

El impacto ha sido de consideración, ni el más pesimista esperaba un escenario electoral de estas características para el Frente para la Victoria. Un triunfo muy  ajustado a nivel presidencial, con un ballottage con mucha paridad, cuando en la previa se discutía si era posible ganar en primera vuelta. También el impacto de haber perdido la elección en la provincia de Buenos Aires, primer distrito demográfico del país e histórica base electoral del peronismo. A ello hay que sumar la caída en otras provincias , decenas de municipios que pasan a manos  principalmente del frente Cambiemos y de las bancas perdidas en la Cámara de Diputados. Ha sido un golpe fuerte, inesperado para el FPV.

Las preguntas inevitables son ¿por qué este traspié electoral para el FPV? ¿cuáles son las razones? ¿un inevitable viento de cambio social? ¿un armado electoral deficiente? ¿una economía que atraviesa tensiones más allá del crecimiento registrado en lo que va del 2015? Como en todo proceso complejo hay una confluencia de variables al momento de comprender este escenario. Rastrear los déficits y aciertos, de las fuerzas políticas que hoy pugnan por el sillón presidencial.

A continuación se expondrán algunos de los puntos relevantes para comprender el resultado del domingo pasado. La elección de algunas de esas variables de ese escenario complejo. Un breve desarrollo, con la seguridad de que las carencias y faltas de estos doce años tienen más posibilidad de resolverse en el marco de un gobierno que privilegie el interés nacional, que tenga su base de apoyo sobre los sectores productivos y apoyándose en las clases populares.  

LA ECONOMÍA Y SUS TENSIONES

Haciendo  la comparación con las elecciones de 2007 y 2011, hay un escenario económico distinto, más conflictivo.  Vale decir que el gobierno ha logrado mantener índices de empleo altos, con incrementos en la producción industrial a lo largo de este 2015, pero que no tiene como en las elecciones antes mencionadas,  un cambio sustancial respecto al pasado más reciente, en la percepción de mejora de su calidad de vida en amplias capas de la población.

En el período 2003-2007 Argentina crecía a tasas chinas, con una notable recuperación del empleo, del salario y de la actividad tras atravesar la profunda crisis de 1999 a 2002 en donde el desempleo llegó a superar el 20 % y la pobreza a alcanzar al 50 % de la población. Otro punto destacable del período son las jubilaciones por moratoria que habían permitido tener un ingreso a una considerable parte de la población que había quedado fuera del sistema previsional producto del desastre económico de los `90.

En 2011 las elecciones también se dieron en un período de bonanza económica, con aumentos salariales que se acercaban al 30 %, superior a la inflación, y con  un dólar planchado que generaba una recuperación muy importante en el poder adquisitivo. A ello hay que sumar la consolidación de políticas sociales como la Asignación Universal por Hijo que apuntalaban el consumo en los sectores populares y que también traccionaban a otros sectores de la economía. Todo  en un período donde los precios de la productos agropecuarios habían pegado un salto en los precios  

El período 2011-2015 fue bastante más peliagudo a nivel económico por diversos factores. Por un lado, una crisis económica mundial que ha provocado el descenso del comercio mundial afectando a ventas argentinas, a la producción agropecuaria con un desplome del 50 % en promedio  en los precios de los commodities. Pero sobre todo la reaparición de la “restricción externa”, de la escasez de dólares, y las limitaciones que ha mostrado el crecimiento industrial, el cual claramente precisa de un salto de calidad para su desarrollo. Esto en el marco de la disputa con los fondos buitres que afectó la capacidad tomar deuda a tasas bajas que pudieran financiar ese desarrollo.

Otros sucesos también han enrarecido el clima económico, entre ellos la devaluación de enero de 2014, la recesión en Brasil, el mal llamado “cepo al dólar” en una sociedad como la argentina tan sensible a ahorrar y pensar en la moneda estadounidense. También restricciones a determinadas importaciones que en algunos cosas complicaron la producción de la industrial local y las discusiones alrededor del Impuesto a las Ganancias.  Todo ello ha contribuido a un período más turbulento y conflictivo de la economía nacional.  

Párrafo aparte para la inflación que desde el 2007 es persistente y genera molestia en los asalariados. Es cierto que las negociaciones paritarias han superado mayormente las cifras de inflación, a excepción del 2014 donde la devaluación de enero recortó el poder de compra. Pero la inflación genera una tensión que se siente especialmente en los trabajadores.

 Es decir que más allá de lo mencionado en cuanto a los números positivos del mercado laboral, vigencia de las negociaciones paritarias, no hay un cambio tan rotundo y claro en la economía diaria del ciudadano común como en los períodos anteriores. Después de años de crecimiento y de mejoras ostensibles hay una percepción en muchas personas de estancamiento.

LOS MERITOS DEL PRO

En PRO tiene sus méritos, por supuesto. Una de ellas es haber transformado una fuerza política de derecha, conservadora y liberal en una propuesta atractiva para sectores que históricamente desconfiaban de este tipo de propuestas. Habituados a una derecha reaccionaria, que apelaba frecuentemente a las Fuerzas Armadas para derribar gobiernos elegidos democráticamente, asociada al ajuste y la pérdida de poder adquisitivo en el salario de los trabajadores, hubo un giro que camufló las históricas banderas del sector conservador de la política nacional.

El PRO se presenta a sí mismo como un partido moderno, democrático, con los mejores representantes del sector privado que van a trasladar sus conocimientos a la función pública.  Ha limado los aspectos más ásperos de la derecha vernácula hacia la sociedad. Tiene una dirigencia joven, que oscila mayormente entre los 40 y 50 años, desacartonada, que viste a la moda, en una imagen más amigable y cercana. Lejos de los rostros adustos de viejos representantes de la derecha como Alvaro Alsogaray, que presagiaban  tiempos duros. Son ideas viejas y conocidas, de fuerte impronta neoliberal,  pero envueltas en un packaging más amigable.

No es fácil dimensionar hasta dónde la peronización de la campaña le sumó puntos a Mauricio Macri, pero evidentemente no le restó. Reinvindicar la estatización de YPF, los planes sociales, inaugurar monumentos a Perón, despertó críticas furibundas en los espacios kirchneristas por el oportunismo y la falta de sinceridad. Aunque vale señalar que al enviar esas señales quizás restó distancia con una parte del electorado que desconfiaba de la figura de Macri y del PRO.

La alianza con el partido radical también ha sido un paso inteligente porque tomó un voto radical conservador, antiperonista, y que le permitió hacer armados en cantidad de municipios donde el PRO no tenía un desarrollo propio como para disputar seriamente intendencias.

ACERCA DE LA CANDIDATURA DE ANIBAL FERNÁNDEZ

Mucho se va a hablar sobre la candidatura y derrota de Anibal Fernández junto a Martín Sabbatella en provincia de Buenos Aires,  distrito clave porque concentra el 37 % del electorado. La mala performance confirmó los temores previos a las PASO en cuanto a que Anibal lograba capturar el voto propio, pero tenía una imagen negativa fuera del universo oficialista. Un techo bajo que indudablemente le puso un freno a la cosecha de votos de Scioli. Con el diario del lunes es posible teorizar acerca de si Julián Domínguez o mismo Florencio Randazzo,  podrían haber sido candidatos más seductores con el voto de aquellos sectores por fuera del universo kirchnerista más puro. La pregunta inevitable es ¿se subestimó la situación? ¿se pensó que cualquier candidato con sello peronista podía imponerse en provincia?

EL PROBLEMA DE LA VIVIENDA

Una de las deudas que han quedado en estos doce años es la dificultad de acceder a la vivienda propia. Se puso en marcha el plan Procrear, pero es insuficiente para satisfacer una demanda extendida. Más allá de la problemática evidente en barrios de emergencia, también es muy cuesta arriba para los sectores medios que pese a contar con trabajos registrados no tiene a su alcance créditos hipotecarios  porque no califican con las exigencias bancarias. El sector financiero opta por los préstamos al consumo en desmedro de los créditos a la compra de inmuebles o a la producción. Sumado a ello las medidas de restricción a las compras de dólares para ahorro empeoraron la situación en un mercado dolarizado como es el inmobiliario. El acceso de divisas a precio blue o ilegal hace directamente inaccesible la compra de viviendas.

EL DESGASTE DE DOCE AÑOS EN LA GESTIÓN:

Por fuera del período radical entre 1916 y 1930 nunca una fuerza se mantuvo tanto tiempo en el poder en democracia en nuestro país. Es evidente que en ese período de tiempo se cosechan apoyos, pero también hay un desgaste, problemas que no encuentran resolución, figuras que generan resistencias y heridos en distintas internas a lo largo del tiempo. También con choque de ambiciones de diferentes actores dentro del espacio que van generando internas. Un ejemplo de ello es la aparición del Frente Renovador en 2013, también la división dentro del movimiento obrero o mismo las rispideces entre La Cámpora y otras agrupaciones que se sienten representadas por el actual  gobierno nacional.

La irrupción del Frente Renovador, en esta ocasión en alianza con el delasotismo, disputó y quitó votos peronistas al FPV. Esto no quiere decir que el 21.5 % que cosechó UNA hubiera favorecido al FPV de manera íntegra, pero sí en gran parte hubiera encontrado en el FPV un destino previsible.

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