BIGtheme.net http://bigtheme.net/ecommerce/opencart OpenCart Templates
jueves , abril 18 2024
Inicio / Política / Apuntes a partir de un apunte sobre los migrantes / Absorber, integrar, nacionalizar

Apuntes a partir de un apunte sobre los migrantes / Absorber, integrar, nacionalizar

Por Gabriel Fernández*

Hace algunas horas nuestro compañero de Radio Gráfica Manuel Rivas escribió un texto de interés referido a las quejas de aquellos ciudadanos de países vecinos que, habitando la Argentina, se quejan amargamente de nuestro país.

Vamos primero con algunas consideraciones autocríticas para no relevar a los locales de la responsabilidad adecuada: efectivamente en algunas zonas sociales de nuestro país hay racismo y exclusivismo. Por supuesto que ese razonar identifica a migrante con delito.

A esa perspectiva injusta cabe añadir que para alguien que arriba a nuestro territorio sin la práctica político cultural que poseemos, la voz del zonzo atruena y tiende a pensar que lo correcto para asimilarse es quejarse, porque eso es lo que escucha de los imbéciles que frecuenta.

El migrante –que no conoce las décadas de propaganda antipopular que nosotros ya sabemos procesar con sagacidad- entiende que las personas destacadas de nuestra comunidad en el estrecho ámbito en el cual se mueve, son hipercríticas del país, el Estado, la gente.

A partir de allí, evaluando con sinceridad las taras propias, vale considerar la observación del compañero. Viene bien para desarticular la construcción de falsos modelos identificados por importantes franjas progresistas como positivos a priori.

SORPRESA. En una emisora amiga, mientras arreciaba la campaña de Daniel Hadad sobre la “invasión silenciosa” (¿recuerdan?) me preguntaron qué pensaba de los migrantes latinoamericanos en la Argentina. Para sorpresa de los entrevistadores, mi respuesta fue “nada”.

Esperaban una defensa feroz de los mismos. Y señalé que todos tenían derecho a vivir en nuestro país con los mismos derechos y obligaciones, que la campaña de Hadad y sus acólitos era miserable y curiosamente antipatriótica, pero que ello no implicaba que todos los vecinos resultaran buenos, maravillosos y laboriosos.

Evoco que para calzar la idea, la amplié: hablé en los mismos términos de homosexuales, indios, blancos, negros, jugadores, bomberos, escritores y neozelandeses. El concepto era: por sus actos los conoceréis; en todos los grupos humanos hay tontos, inteligentes, solidarios, salames, ladrones, talentosos, vagos y compañeros.

La identificación de todo un grupo humano con una sola línea de comportamiento es un equívoco analítico de fuste. Un disparate que jamás se corrobora. En realidad son –somos- personas, y a partir de allí nuestro modo de andar en el mundo y ante los demás es lo que debe definirnos, lo que amerita una cualificación.

INTERESES. En algún momento, frente a debates similares por entonces radicados en disecciones internas del pueblo argentino, John William Cooke había manifestado que no le interesaba la opinión individual de un obrero, aislado de su gente y sometido al bombardeo periodístico antinacional.

Este referente, que afirmaba con verdad “confiar ciegamente en el pueblo”, prefería la mirada de ese trabajador en el marco de una asamblea, junto a los suyos, rodeado de quienes lo ayudaran a avivarse –por usar terminología jauretcheana- en conjunto. Ahí sí. Escuchaba, y aprendía.

Esto es importante para la comprensión. Efectivamente el pueblo de conjunto acierta. La continuidad de una identidad histórica a lo largo de las décadas y contra todas las acciones culturales y comunicacionales, así como los resultados electorales promedio, dan cuenta de esa certeza.

Por tanto, la tarea está en la absorción de los elementos populares que migran a nuestro país para brindarles el marco de reflexión justo según su origen e intereses. Hasta el presente, eso se ha logrado sólo parcialmente. La presión medioambiental es fuerte, corrosiva, antinacional y antipopular.

ABSORCIÓN. Los motivos que llevan al desarrollo de una mayor conciencia en la comunidad boliviana en nuestro país –bien apuntado por el amigo que disparó estas consideraciones- se asientan en la experiencia previa (COB, organizaciones indígenas) y en el vínculo directo con las fajas que saben detectar su beneficio (obreros de la construcción, maestranza, etc).

Aún en esos casos no hay unanimidad porque siguen rigiendo aquellas reglas que indican lo multifacético de los núcleos humanos. En tanto, los segmentos de migrantes que recalan en espacios más acomodados, tienden a dejarse influenciar por el pavote que rezonga en el almacén…y los pavotes que hablan por radio y televisión. Todos ellos, impulsados por la letra que le brindan unos cuantos vivos que defienden su propio lucro y hacen pasar esa prédica como una defensa del público en general.

Entonces, y ahí si voy a discrepar parcialmente con Manu, la respuesta al problema no está en la invitación a retirarse a sus lugares de origen, sino en la elaboración de políticas de integración que, mucho más allá de los derechos que debe garantizar el Estado, se articulen en el seno mismo de la población, con epicentro en la militancia nacional y popular.

En tal dirección, finalmente, es preciso afirmar la orientación de la última década: la Argentina es una porción, valiosa, importante, pero una porción, de la Patria Grande latinoamericana. Junto a los otros, somos más fuertes. En ese flanco también necesitamos avizorar cuáles son nuestros intereses más genuinos.

*Director La Señal Medios / Area Periodística Radio Grafica FM 89.3

Comentarios

comentarios

Visite también

El Papa, por el Estado y la justicia social

El Papa Francisco volvió a tallar. Envió un mensaje a jueces de la Argentina y ...