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Por Fernando Infante Lima *
Un auto surca el desierto. En él viaja Torres Leiva, un fotógrafo que huye de una realidad tormentosa. Huye del fin de su matrimonio y deja atrás a su hijo. Espera que al llegar a Iquique todo cambie. Un periódico local le ha ofrecido trabajo y ha decidido aceptarlo. En la ruta, ve a niñas en uniforme escolar esperando a que un automovilista se apiade y las acerque a destino. Él es uno de los que se detiene, todavía no lo sabe, pero el infierno está a la vuelta de la esquina.
“Racimo” narra una historia acerca de la desaparición de varias niñas en el norte de Chile. Se involucra en el entramado de inoperancia y corrupción de las fuerzas públicas, en el oportunismo de los políticos, en el sensacionalismo de la prensa y una sociedad dividida entre el desinterés y el desconcierto.
Una tarde, volviendo desde la localidad de Alto Hospicio a donde ha ido a hacer una nota junto a su compañero en el periódico, García; ven una niña pidiendo auxilio junto a la carretera. Se detienen y es niña se desmaya antes de poder subir al auto. La llave de la investigación cae delante de sus narices y ya no habrá vuelta atrás.
Torres Leiva siente que se mueve en un terreno hostil, él es forastero, el de la capital, el que ha venido a entrometerse en asuntos ajenos. En esta trama hay falsos carabineros que lo hostigan, el recelo de un excéntrico millonario, un jefe que desconfía de todo lo que hace, los pobres familiares que conviven con el dolor y la ausencia, un romance con una detective de la policía y una galería de personajes secundarios que arrastran sus vidas como pueden.
Hay un serie de hipótesis que plantea la novela: la aparición de una maníaco asesino, la intervención de una red de trata que saca a las niñas ilegalmente del país para explotarlas sexualmente en Tacna, Perú; o la huida voluntaria de una vida condenada a la pobreza.
Hay una realidad que nos golpea. Una deuda pendiente que está poblada de historias de horror, desidia y abandono a lo largo de nuestro continente. En ese marco Diego Zúñiga narra con mesura y sin caer en golpes bajos, una novela acerca del dolor, la ausencia y el miedo.
