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jueves , abril 25 2024
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Un mismo Jefe político – Música para cañerías

Las repercusiones de las recientes elecciones porteñas, el ballotage que se avecina entre Horacio Rodríguez Larreta y Martín Lousteau, el rol y el trabajo del FPV en un territorio esquivo como la ciudad de Buenos Aires.  El análisis de Gustavo Ramírez. 

Por Gustavo Ramírez *

I
El verbo político pretende desarticular instancias complejas de decisiones sociales. La conformación de alianzas electorales en la Ciudad de Buenos Aires conformó a parte del electorado porteño que decidió mantener el estado de las cosas sin demasiadas variantes. Esto no implica un retroceso coyuntural sino más bien una confirmación ideológica con raíces socio-históricas.

El avance de la estructura neoliberal tiene que ver con el centralismo de una ciudad que se aleja del resto del país simplemente porque cree que es el país. Pero también por un repliegue continuo de las fuerzas populares que no han sabido cómo desarrollar políticas en un escenario adverso. Así y todo es interesante observar un importante progreso electoral en las fuerzas que componen el campo nacional, aun sin ser sólidas ni estar consolidadas.

Depende donde uno se pare para realizar el análisis de los resultados electorales podrá ver resultados diversos. En todo caso lo que no puede ver es un error en la masa de votantes que no conforma a un sesgo militante de corta lectura. La elección de los porteños no tiene solo que ver con su arraigo, existen razones más profundas que hacen a la determinación de sus decisiones. Lo que no se pude perder de vista es el proceso propio de construcción política e ideológica en tiempo donde la discursividad no siempre refleja una necesidad de interpelación genuina para con el votante.

La perspectiva insondable de la derrota eterna choca de lleno con los esbozado profundamente, durante más de diez años, en el ámbito nacional. La recuperación del ensamble político no se ha logrado traducir en estructura territorial inclusiva de los sectores populares de la ciudad. Una vez, como etapas anteriores, se ha buscado congraciar a una volátil clase media pretendidamente enamorada de cierto progresismo ambiguo y moral, descuidando el andamiaje social en los sectores que sostienen el constante apoyo al proceso popular.

Sin gracia política parte de la estructura del FPV se volcó a verticalizar acciones más cercanas al asistencialismo que a la formación de conciencia social. Se dejó de lado la identidad propia para tratar de hacer pie en sectores hostiles. Obviamente esto puede ser visto como natural, dado que para ganar una elección se necesitan todos los votos. Pero desde esa posición se ha tenido una visión que reduce al campo batalla a loar glorificaciones que no son de paño propio.

II
El escenario político en la ciudad, de cara a la segunda vuelta, abre una instancia nutritiva para el debate interno del Movimiento Popular. A la espera de definiciones de la conducción respecto a cómo manejar la última decisión, es necesario pensar un rol de preponderancia en un futuro cercano. Conformado como tercera fuerza en la Legislatura, el Frente Para la Victoria, necesita construirse como fuerza opositora que desarticule los procesos de avance liberal en el territorio. Para ello no solo tiene que tener sólida presencia en la banca, defendiendo intereses concretos de los sectores populares, sin negociar acuerdos ocasionales, sino también afianzar unidad política en territorio trazando una agenda común con los sectores afines al proyecto nacional.

Entre tanto, la cercanía de lo próximo dispara una caterva de aseveraciones ligeras que comprimen opiniones más en el despecho que causa la derrota que en la reflexión que genera un aprendizaje. El discernimiento de lo que se viene se intrinca en apreciaciones especulativas que se confunden con estrategia. Habrá que aprovechar el fuego encendido para atizar el debate interno y abrir las puertas para una construcción de base social mucho más amplia que la aleatoria alianza, momentánea, electoral.

III
Lousteau y Larreta obedecen al mismo jefe político a nivel nacional. En la Ciudad disputan un cargo mientras acuerdan a nivel nacional una agenda común. Comparten una misma unidad ideológica, matriz conceptual derivada de la dependencia económica y el sometimiento político. Debidamente ordenados tras las filas del campo antinacional emergen como oposición respondiendo a la demanda de intereses exógenos a la patria.

Asumiendo la responsabilidad política de la conciencia social, sin características mesiánicas, los electores del campo popular no deben confundirse en la vorágine especulativa y tener en claro donde pasta y de que se nutre el enemigo. La versión light que versa sobre derrotar al macrismo en cualquier circunstancia necesita ejes programáticos más profundos que la pronunciación especulativa moral. En primera instancia porque en la ciudad lleva varias gobernaciones y no se lo ha podido armando fórmulas principistas y no políticas. En segundad instancia porque no es con otro gallo del mismo gallinero con lo que se lo vence. Luego, las miras contra el macrismo están puestas a nivel más amplio en lo nacional. Donde la proyección es favorable al campo popular. Si hay algo que los últimos litigios electorales barrieron fue la opción de votar lo menos malo para mitigar una migraña.

Falta algo de tiempo para legar a un desenlace por la gobernación de la ciudad. Habrá que esperar como mueven sus fichas la conducción y las partes fragmentadas del territorio. Mientras tanto el debate se circunscribe a espacios reducidos de las redes sociales que se potencian por fuerza y voluntad. Muchos compañeros han puesto en movimiento la sana costumbre del debate. En tal sentido las diferentes opiniones se reparten entre votar en blanco y elegir el mal menor.

El kirchnerismo no es una franquicia del peronismo. Es peronismo. Un movimiento amplio y con sentido propio. En perspectiva la impresión es que siempre hay tiempo para redoblar los esfuerzos y construir hacia adelante. Es construcción necesita integrar a la militancia social y sindical a espacios ampliados de toma decisiones. Los errores estratégicos cometidos en la ciudad, ciertos desaciertos legislativos acompañando al PRO y la incapacidad propia de escapar de la trampa que solo apuntalan los votos de la clase media, son alguna de las claves a tener en cuenta para disputar poder en una ciudad no que tiene una coraza indestructible.

* Feos Sucios Malas / La Señal Medios

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