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Roberto Páez: Biografía política

Por Eduardo Gurucharri *

Roberto Páez era porteño, del 1º de enero de 1944, hijo mayor del matrimonio de una dulce inmigrante gallega y un trabajador criollo y guitarrista. El primer peronismo ofreció a su familia una ampliación de horizontes que más tarde permitieron al adolescente encarar el exigente ingreso a la escuela Carlos Pellegrini. Militante de la JP en los años `60, actuó en la Juventud Revolucionaria Peronista y en Económicas de la UBA fundó con Virginia Sanguinetti y Fernando Abal Medina el Movimiento Universitario Popular, que postuló el acercamiento del estudiantado a la clase obrera mayoritariamente peronista.

Sin embargo, Páez terminó por juzgar excesivas tanto la radicalidad ideológica de la JRP de Gustavo Rearte como el giro guerrillerista de Fernando Abal, y viró un tiempo hacia la ortodoxia de la Guardia de Hierro de los últimos 60, muy distante todavía de la derechización posterior.

En 1971 Páez volvió a las fuentes, creó el periódico Fe en la Revolución Peronista –“Por una patria justa, libre, soberana, socialista” proclamaba la portada – y con Carlos Suárez y Ana Lía Payró los Centros Iberoamericanos para la Emancipación Nacional, vehículo de debates doctrinarios en los sindicatos afines al peronismo revolucionario con intelectuales como Juan José Hernández Arregui, artistas como Ricardo Carpani y sindicalistas como Jorge Di Pascuale. Se vivía la inminencia de grandes acontecimientos: el fin del exilio de Perón y el regreso al gobierno. Pero lo que aparentaba iniciar una era quedó en salida circunstancial de un grave conflicto que pronto dejaría lugar a otro aún peor.

El 31 de julio de 1974, semanas después de morir Perón y asumir el gobierno su viuda María Estela Martínez, el asesinato de Rodolfo Ortega Peña inequívocamente instigado por el superministro López Rega significó otro punto de inflexión en la vida nacional.
“Sus compañeros en la tarea universitaria” publicaron en el diario

Noticias una solicitada condenando el crimen. Eran apenas tres decenas; encabezados por el ex-rector de la UBA Rodolfo Puiggrós y Mario Kestelboim, decano de la Facultad de Derecho, firmaban entre otros Páez, Suárez, Payró y Ana María Arregui

Setiembre del `74 fue un mes plagado de atentados de la Triple A. Se inició con el estallido de una bomba que arrancó de cuajo una de las puertas de acceso a la Facultad de Derecho, contigua a las oficinas de Kestelboim, el secretario académico Leonardo Franco y Páez, quien el día 10 recibió del subdirector del instituto de criminalística de la facultad una sombría conclusión: “Quieren matarnos a todos”. Era Julio Troxler, en efecto secuestrado y fusilado el día 20 al mediodía con estrépito sangriento.

Tres días antes, el 17 de setiembre, Martínez había decretado la intervención de todas las universidades nacionales, más cruenta que la famosa noche de los bastones largos. En la UBA tocó Alberto Ottalagano, fascista autoproclamado. Mil policías rodearon Derecho. Las sedes universitarias fueron cerradas y sus autoridades cesadas.

El día 27 civiles identificados como policías se presentaron en el céntrico edificio donde vivía Páez y subieron con el portero hasta su departamento, sin poder encontrarlo. No regía el estado de sitio, no había orden judicial y la incursión ocurrió por la tarde, rato después del escandaloso secuestro del Dr. Silvio Frondizi y la simultánea muerte a balazos de su yerno al oponer resistencia, hecho ocurrido a plena luz del día en el barrio porteño de Almagro. Esa noche, un anónimo de la Triple A permitió ubicar en los bosques de Ezeiza el cuerpo acribillado del afamado intelectual y docente.

Páez no era guerrillero ni miembro de alguna organización que justificara una militancia en la clandestinidad. Con el acuerdo de sus compañeros de agrupación decidió irse al exterior. El 22 de octubre de 1974 llegó a Paris, “convencido de la obligación moral y política de denunciar lo que estaba sucediendo en el país”. Distaba de ser el único exiliado; las amenazas de la Triple A eran desgraciadamente muy creíbles. Con sus amigos Ricardo y Doris Carpani comenzó contribuyendo a una presentación del caso argentino ante el Tribunal Russell, en la cual trabajaron los abogados Leandro Despouy y Alejandro Teitelbaum y respaldaron artistas que residían en Francia sin ser exiliados, como Julio Le Parc y Juan ‘Tata’ Cedrón. “¿Como podían suceder los hechos que él relataba bajo un gobierno constitucional?” era la pregunta frecuente que le dirigían interlocutores franceses.

En febrero de 1976 Páez se trasladó a Venezuela por razones personales. Norberto ‘Toto’ Franco, uno de los fundadores de la JRP, le relató el aspecto humano de la decisión de otro amigo común exiliado en Caracas durante el apogeo lópezrreguista, Jorge Di Pascuale, regresado al país tras la caída en desgracia del ‘Brujo’ y luego secuestrado y asesinado por la última dictadura.

A fines de 1979, cuando parecía que la dictadura iba para largo, Páez volvió a Paris y pidió el refugio con la decisión de estabilizar su situación y terminar los estudios de Economía. Quizás no sospechaba entonces que más que eso, en lo personal le esperaba una nueva vida, aunque siempre alentando actividades relacionadas con su patria y en particular el reclamo permanente de justicia por los crímenes de la dictadura.

Desde 1984 viajó periódicamente a la Argentina, pero recién en la última década ya jubilado pudo permitirse alternar seis meses aquí y seis en Francia. Ello coincidió con su resuelto apoyo a los gobiernos de Kirchner y Cristina, materializado en la participación en Carta Abierta y la colaboración con la embajada argentina en París. Hasta setiembre pasado pudo ocuparse de su blog “Roberto Páez González”, donde podrán consultarse sus textos sobre estos tiempos. Respecto a los años 70, varios números del periódico “FE en la Revolución Peronista” se pueden consultar en Buenos Aires, en la sede del CEDINCI (Centro de Documentación e Investigación de la Cultura de Izquierdas en Argentina).
Amigos.

Roberto Páez y yo nos hicimos amigos a los 14 años, siendo compañeros del colegio secundario y vecinos de Villa Urquiza, el barrio entrañable de nombre equivocado. Fuimos amigos hasta que a uno le tocó irse, ello a pesar de que muchas veces discrepamos en opiniones sobre política práctica. Con pocas personas pude confrontar a fondo con recíproco lujo de argumentos sin peligrar la amistad y calculo que a él le sucedió lo mismo. Nos formamos y nos autoformamos en la misma forja de ideas, con los mismos maestros, en la misma construcción cultural, durante aquellos vertiginosos sesentas cuya excepcionalidad tardaríamos en comprender. Quizás por todo esto me ha costado mucho más tiempo de lo que pudiera suponerse escribir la breve, incompleta y bastante objetiva biografía política sin derechos de autor que consta hasta el párrafo precedente.

A lo escrito solo agregaré que él tuvo tres compañeras, dos casamientos y cuatro hijas, dos argentinas del primer matrimonio y del segundo dos francesas, cuya madre lo acompañó en el último instante.

Buenos Aires, 19/Junio/2015.

* Periodista. Director de En Lucha durante el primer lustro de los años 70. Autor del libro Bernardo Alberte. Un militar entre obreros y guerrilleros.
**Falleció Roberto Páez .
El martes 16 de junio falleció en Paris Roberto Páez, integrante de la Comisión de Economía de Carta Abierta, ex – secretario de Prensa de la Facultad de Derecho de la Universidad de Buenos Aires en 1973/74 y destacado integrante de la generación sesentista del peronismo revolucionario. Tenía 71 años y llevaba dos de enfermedad. Mantuvo una razonable calidad de vida hasta el final.

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