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POR LEONARDO MARTIN
Como suele ocurrir cuando la selección Argentina enfrenta a la uruguaya fue un partido cerrado, áspero y sufrido hasta el final. Con casi un siglo de rivalidad entre ambas escuadras fue un cotejo acorde a la historia, como tantos que han disputado en otras Copas América, Mundiales y Eliminatorias. Partidos tensos, con marcas fuertes, con los dos equipos metiendo y con dosis intermitentes de buen juego. Por suerte en esta ocasión, la historia fue favorable para la Argentina, que había mostrado superioridad, pero que aún así sufrió hasta el último segundo el avance y empuje charrúa.
La selección del “Tata” Martino dio un paso adelante, no solo por el resultado, sino porque mostró avances en el juego, mantuvo el orden y por pasajes del encuentro las sociedades futbolísticas funcionaron. También por el temple que mostró el equipo para aguantar en los últimos minutos a los jugadores uruguayos que se acercaban al área argentina con lanza en mano. Quizás faltó un poco de volumen de juego para defenderse en esos minutos finales con la pelota, hacerla circular y tener a Uruguay más lejos del arco de defendido por Romero, pero si hacemos la comparación con Paraguay hay un crecimiento claro. Especialmente al momento de elegir las variantes, esta vez acordes a lo que necesitaba el partido.
Promediando el segundo tiempo Argentina enfrentaba un panorama complicado porque el equipo del “Maestro” Tabarez se defendía bien, con fiereza y orden. Acumulaba jugadores en su propio campo, jugando detrás de la línea de la pelota, cerrándole los caminos a los jugadores argentinos. Una ecuación difícil de resolver. Por suerte apareció el trabajo colectivo y la calidad individual para convertir el gol que finalmente le dio la victoria. Una delicia de Javier Pastore, de buen partido, sirvió para habilitar a Zabaleta y que este envíe un centro que el «Kun» Agüero conectó de gran forma, desde una posición incómoda , para marcar el tanto que le daría la victoria a Argentina.
Tácticamente el gol mostró la enorme importancia de poseer calidad individual y la importancia en el fútbol moderno de los laterales al sumarse al ataque, aprovechando la banda por sorpresa para romper, en este caso, el cerco defensivo que proponía el conjunto oriental. Los laterales en un nivel de alta competencia requieren no sólo marca, también deben tener aptitud con la pelota en los pies y recorrido para llegar a campo rival.
Argentina tiene individualidades que están pasando un gran momento, que son determinantes. Messi, Agüero, Biglia y Pastore están un escalón por encima. En el caso de Pastore una apuesta interesante de Martino que le da volumen y traslado de pelota en ataque. Lo de Biglia, desde el silencio y con menos renombre, es un jugador clave en la mitad de la cancha. Inteligente para posicionarse en el campo de juego tanto para recuperar como para convertirse en una opción de pase cuando no sobran los espacios. A ello le suma ductilidad en el manejo del balón, siempre resuelve bien haciendo circular la pelota y filtrando pases entrelíneas que aceleran el juego y le dan una salida clara desde la mitad de cancha.
Otros puntos positivos del equipo han sido las actuaciones de Romero que respondió cuando le tocó intervenir. También los marcadores centrales, que sufrieron por pasajes con el juego áreo uruguayo, pero sostuvieron al equipo en un momento crítico. De los jugadores que aún se espera un mejor rendimiento es de Mascherano y Di María. En el caso de Masche aún no ha logrado adueñarse de la mitad de la mitad de la cancha y el caso del «Fideo» se lo ve muy activo, pero desprolijo y sin peso en los últimos metros.
En cuanto al funcionamiento general, como decíamos, mostró avances y mayor orden táctico cuando Uruguay arremetió en los últimos minutos. También manejó la pelota gran parte del partido, con paciencia frente a un equipo que se cerró bien y que tiene intensidad en la marca. En los puntos a mejorar está el retroceso defensivo y una falta de aplomo para manejar los partidos cuando el rival toma la iniciativa. En el tramo final no logró hacer circular el balón como en el resto del partido.
Ahora se viene Jamaica, un equipo que ha crecido, fuerte en el aspecto fisico y con técnica, pero que aún muestra signos de inocencia. La clasificación está casi cerrada, falta determinar en que puesto. Es momento de crecer en funcionamiento y confianza para afrontar una segunda ronda donde se cruzará con rivales potentes y exigentes en la búsqueda de llegar a lo más alto de América.
