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jueves , marzo 28 2024
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Reliquias de la muerte

 

POR GUSTAVO RAMIREZ

“Los muchachos de atrás del arco hacen su trabajo como corresponde. A los que cantan por mí les pegan porque yo nunca puse plata y no me quieren”
Juan Román Riquelme

I
Daniel Angelici tardó dos horas en sacarse el manto de invisibilidad. Apareció frente a las cámaras como quien se despierta de una larga siesta. Lo primero que dijo fue: “Éste no es un problema de barras”. Discurseó un par de minutos sobre “los inadaptados sociales”. El jueves oscuro quedaba atrás, y él como presidente de Boca, enfrentaba la realidad con cinismo y negación.
Después del caos ninguna cabeza rodó en el club. Dirigentes, jugadores, cuerpo técnico e hinchas adinerados, se centraron en la fallo de la COMMEBOL. Los actores centrales se mostraron en el escenario de representaciones como víctimas de una sociedad enferma y en decadencia. Posición cómoda para expiar culpas y no hacerse cargo. No hubo renuncias.
El fallo de la entidad sudamericana le da aire a una dirigencia asfixiada por su propia ineficacia y sus negociados con la barra. Herencia legada por la identidad macrista en una institución que le ha cerrado las puertas al hincha para abrírselas al negocio. Angelici comparte la idea de Mauricio Macri: Hacer del club una marca y posteriormente una Sociedad Anónima. Los resultados deportivos enceguecieron a una masa societaria que disfrutó las mieses del exitismo hasta que las cosas volaron por los aires.

II
En enero de ésta año la dirigencia del club intervino una vez más en la interna que vive La Doce. Mauro Martín y Rafael Di Zeo se juntaron en Pinamar con dirigentes y hombres encumbrados de la bonaerense. Allí se cerró una acuerdo de no agresión que garantizaba la paz social por un tiempo en un año electoral. Di Zeo y Martín olvidaron sus diferencias en una interna que costó muertos y heridos. Prometieron asumir juntos la comandancia de la barra a cambio de manejar negocios extras. Solo en recaudación de trapitos y puestos de choripanes alrededor de la Bombonera La Doce levanta una caja de 100 mil pesos mensuales. Durante los superclásicos del verano reinó la paz. Angelici se aseguraba unos meses sin conflictos para organizar su armado electoral y que nadie lo volviera a putear abiertamente en la cancha.
Fuentes policiales y periodísticas aseguran que lo acontecido el último jueves responde a la interna de la barra. Diversas sub-facciones que no responden orgánicamente a los capos, disputan una batalla silenciosa por haberse quedado afuera del negocio de la reventa de entradas. El monopolio de las ganancias lo maneja el grupo de Lomas de Zamora que a fuerza de presión y golpes se alzó con el manejo del negocio. Las mismas fuentes aseguran que se investiga también al grupo de La Boca. Son lo más cercanos al jefe de seguridad del club, Claudio Lucione, ex comisario de la Federal. Pasado a retiro por Nilda Garré después de haber sido investigado por enriquecimiento ilícito. La falta de mérito lo dejó en libertad. Sus relaciones con la barra también son libres, mantiene estrechos vínculos con Martín y Di Zeo.

III
Las entradas para el partido se pusieron a la venta con la empresa Pago Fácil, pero a las dos horas ya estaban agotadas. El mismo jueves, en las inmediaciones de la cancha, se podían conseguir las mismas a precios que iban desde los 500 a tres mil pesos según corrían las horas. Una vez más la dirigencia de Boca se lavó las manos y por medio de un comunicado dejó sentada su posición desligándose del problema.
La semana pasada Angelici declaró que estaba dispuesto a “blanquear a los barras”. Estas declaraciones tienen estrecha relación con los pactos que el Presidente de Boca arregló con los popes de la barra. Parte de esos acuerdos tiene que ver con el ingreso de Di Zeo y Martín a la cancha. Ambos tienen vedada la entrada al estadio. No es la primera vez que Angelici interviene para levantarle la veda a los violentos. En momentos de crudos enfrentamientos entre los grupos hoy aliados, el dirigente de Boca terció a favor de Mauro Martín con quien había negociado la exclusión de la tribuna del grupo de Di Zeo. Los del Rafa figuraban entonces en las listas de derecho de admisión, mientras que los de Mauro podían entrar con absoluta libertad.
Los jefes de seguridad de Boca durante la era macrista se caracterizan por tener buena relación con los capos de La Doce. Por ejemplo: Carlos Stornelli, Fiscal Federal concurrió al casamiento de Di Zeo. Fue en el 3 de diciembre del 2005 cuando el barra se casó con Soledad Spinetto, secretaria personal del, por entonces gobernados, Felipe Solá. Otro que tuvo relaciones carnales con Di Zeo en Boca fue El Fino Palacios, hombre de confianza de Mauricio Macri. Marcelo Rochetti es abogado y amigo del jefe de gobierno. Fue también abogado de Di Zeo y jefe de la Seguridad de la Legislatura Porteña bajo el paraguas de Mauricio.

IV
Bajo la consigna “Andate Angelici” la organización de Hinchas de Boca, Boca es Pueblo, convocó a una movilización en las puertas de la Bombonera para el próximo miércoles 20 de mayo a las 18 hs. En el muro de Facebook de la organización se puede leer un documento que exige elecciones libres y anticipadas en Boca, “es decir – se aclara en el documento – sin avales que limiten la posibilidad de participación de los hinchas que no son millonarios”. La convocatoria sirve como muestra del hartazgo que muchos hinchas viven en Boca.
El jueves 14 de mayo quedará marcado a fuego en la memoria del hincha. Una noche que terminó de desnuda la política macrista en Boca. Una exposición ideológica que pretende un club para pocos y que tengan dinero. Sostener la estructura política liberal en la institución demanda una configuración política que incluye a los barra. La actual dirigencia se puso de sombrero al club y no como víctima sino como victimario.
Estos dirigentes han convertido al fútbol en una reliquia de la muerte. Acompañados por años mediáticos donde se ha fomentado la cultura del aguante. En ese esquema socio-cultual mientras el club se convirtió en una marca, se ha expuesto al fútbol a un cambio estructurante. La cancha se transformó, por mandato social, en un circo romano donde el hincha promedio es un objeto del mercado. Mientras como objeto sirva para consumir la chatarra que se le vende, diarios deportivos, programas sobre chismes futbolísticos, modelos de camisetas, gorros, banderas y binchas, entre otras cuestiones, se le permite ir a la cancha a descargar su estrés semanal. La pasión por el club se descentraliza y se transforma en una mercancía que lo justifica todo.

V
La muestra. En el despego afectivo hacia los colores los jugadores hacen su propio negocio. Lejos de entenderse como profesionales se obsesionan con ser millonarios en 90 minutos. Hay una generación de jugadores que está a kilómetros de distancia del romanticismo tribunero. Cristián Pavón tiene 19 años y el domingo 3 de mayo le hizo un gol a River en la Bombonera. Después del partido su declaración fue: “Le aposté al hijo de mi representante que si hacía un gol me prestaba el BMW un mes”. Entonces no hay juego posible. No hay tribuna. No hay fútbol.
Esta generación de jugadores está de paso por la cancha. Muchos dan muestras elementales, con su desaprensión en la cancha, que solo trabajan de esto y que en realidad el fútbol no les gusta ni un poco. Tal vez esto explique el comportamiento de los jugadores de Boca frente a lo que le sucedía a los de River. Sin atisbo de ser solidarios se mantuvieron preocupados por la continuidad del juego. Lo curioso es que 45 minutos antes habían hecho un minuto de silencio por la el fallecimiento de Emanuel Ortega. Cuando la farsa llegaba a su fin saludaron, disciplinados, a La Doce.
En la confusión que despierta la pasión un importante grupo de hinchas de Boca se refugió en el subterfugio vacío de una campaña (abstracta) contra el equipo de sus “amores”. La lógica residual de una resaca insufrible que los aleja de la racionalidad y los instituye como Hinchas del Aguante en el bajo fondo de la desmemoria. El pintoresco escenario del mentado folklore del fútbol, también ilustrado en el futuro cercano como reliquias de la muerte.

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